Angy Estévez obtuvo el segundo lugar en el premio Mujeres que Cambian el Mundo 2023. JHONNY ROTESTAN
Angy Estévez obtuvo el segundo lugar en el premio Mujeres que Cambian el Mundo 2023. JHONNY ROTESTAN

Psicóloga Clínica, Social y Perinatal

Angy Estévez creó la primera habitación de despedida relacionada con el duelo perinatal llamada Jardín Colibríra habitación de despedida relacionada con el duelo perinatal llamada Jardín Colibrí

Angy Carolina es una de esas mujeres que cambian el mundo, pues desde 2004 colabora con diversas fundaciones enfocadas en los derechos de los niños, niñas y adolescentes, así como también acompaña a familias en situación de vulnerabilidad, pobreza extrema y exclusión social.

Su familia es el pilar de su vida, la que le inspira a vivir con sentido de gratitud y aprecio por su apoyo y compañía, “juntos hemos superado adversidades que han fortalecido nuestros lazos”.

“Para mi esposo y para mí es muy importante el ejemplo que como padres podemos darles a nuestros hijos, siempre pedimos la intercesión de la Virgen María y de Dios para que se amen, respeten y mantengan unidos, y que cuando ya no estemos se sientan orgullosos, no por las cosas materiales que les dimos, sino por los valores éticos y morales que les dejemos para que puedan ser replicados”.

1. De familia modesta y trabajadora

Nací en Santo Domingo, provengo de una familia modesta y muy trabajadora, me crié con mi madre, mi hermano mayor y mi padrastro, ya fallecido, de nacionalidad alemana. Tuve una infancia rodeada de familiares y amigos, viví mis primeros seis años en Los Mina, donde también vivía mi abuela materna, con quien tuve gratos momentos y que aún añoro. Luego nos mudamos al Ensanche Ozama, donde viví gran parte de mi vida. Me gustaba el arte y el deporte, estuve en clases de ballet, tae kwon do, de modelaje, participaba a la vez en comerciales de televisión, videos musicales y como promotora de algunas marcas, fuentes de empleo que disfrutaba mucho y desempeñaba muy bien. De mi madre recuerdo su tenacidad y afán por el estudio y la distinción personal, siempre ha sido una mujer de mucho carácter, valores morales definidos, temple y servicio a los demás. Aunque su horario laboral como contable era exigente, siempre estuvo presente, valoro mucho su esfuerzo para sacarnos adelante junto a mi padrastro, él también fue clave en mi formación personal y académica. Aunque pasaba meses navegando por su profesión de ingeniero naval, fue un padre presente en todas las fases importantes de mi vida”.

Angy comenta que en su juventud fui divertida, alegre, bastante curiosa y con muchas amistades, siempre hacía nuevos amigos

2. Juventud divertida

En mi juventud fui divertida, alegre, bastante curiosa y con muchas amistades, siempre hacía nuevos amigos. Era de carácter fuerte como mi madre, a quien agradezco muchísimo su perseverancia conmigo, aunque en ocasiones su paciencia se comprometía por mi estilo de ver la vida y mi trabajo como modelo, bailarina o promotora con un horario nocturno y en ambientes de trabajo que a cualquier madre responsable le preocuparía, aunque debo decir que no tengo recuerdos negativos de esa época, todo lo contrario. Me casé jovencita, al año y medio tuve mi primer hijo Eckart Alberto, con su llegada paré mis estudios universitarios de publicidad y me empleé en una publicitaria. Años después me divorcié. Laboré en diversas empresas nacionales y multinacionales, escalé posiciones en el área de Mercadeo, Promociones y Relaciones Públicas, pero decidí retomar mis estudios, me gradué de Licenciada en Mercadotecnia en la Universidad de la Tercera Edad y con ello dejé mi trabajo alterno como modelo”.

3. Su conversión

Aunque fui bautizada e hice la primera comunión y confirmación, también mi madre es catequista y servidora activa por más de 20 años, acudía a la iglesia por obligación o para cumplir. Al pasar el tiempo me volví a casar, mi esposo y yo habíamos tenido una primera pérdida en el noviazgo y queríamos tener un hijo, pero dentro del matrimonio. Pasamos momentos de muchas alegrías pero también de incertidumbre económica, teníamos dos negocios que quebraron, yo ocupaba una gerencia en el área de Mercadeo y Relaciones Públicas con un salario que me permitía sostener las necesidades básicas de nuestra familia. Estábamos muy deprimidos, en ese tiempo nació nuestro hijo Ian Carlos, él duró 9 días en UCIN, porque presenté placenta previa, tanto él como yo nos vimos al borde de la muerte. Eso provocó depresión postparto, problemas de vinculación con mi bebé y un impacto económico por la estadía en el centro de salud. Al terminar mi licencia de maternidad fui desvinculada por recorte de personal, eso me sumergió además en un duelo. Recuerdo que mi esposo y yo hicimos un retiro llamado Emaús que cambió nuestras vidas, pude tener un encuentro con Jesús Resucitado que me recordó cuánto me amaba, que él perdona y restaura”.

Angy Estevez: «Vivo la fe a través de obras de misericordia y promuevo la justicia social”.

4. Un cambio en su vida

Cuando hicimos el retiro estaba desempleada, llevaba fumando 14 años, me sentaba todos los días en el balcón de mi casa a rezar, miraba al cielo y le pedía un empleo, escuchaba una voz que decía: Te daré el empleo si dejas de fumar. Al principio me sentí extraña, cada noche era lo mismo, hasta que miré al cielo y dije: Señor sé que debo dejar de fumar, pero ayúdame que no puedo, y así fue como lo dejé. A la semana conseguí empleo en el área de Mercadeo, pero duré un año y dos meses porque fui víctima de acoso laboral. La liquidación me sirvió para ayudar a mi madre con su tratamiento de cáncer de colon que padecía en esa época. Luego, mi esposo y yo nos casamos por la Iglesia como una forma de completar los sacramentos y participar de la eucaristía. Mi relación y conexión con Dios no son negociables, vivo la fe a través de obras de misericordia y promuevo la justicia social”.

5. Aceptación del llamado

En un retiro de Emaús, escuché a alguien hablar sobre las pérdidas provocadas y empecé a llorar de repente, me cuestionaba por qué no podía dejar de llorar y sentirme tan triste durante ese momento. Me trasladé a otro lugar de la casa de retiro donde otras compañeras conversaban precisamente sobre el sufrimiento de aquella mujer que provocó la pérdida de su bebé, sorprendida me fui al Santísimo cuestionando a Dios sobre qué me quería decir. En un momento de oración, una compañera que pertenece al ministerio de intercesión dijo: Aquí hay una hermana que se provocó una pérdida y Dios la ha perdonado. Wow curiosamente esa persona era yo, sin darme cuenta estaba de rodillas llorando, pidiendo perdón y sintiendo en mi corazón que él me estaba preparando para algo grande. Años después me propusieron dirigir un proyecto para embarazadas en situación de vulnerabilidad y sin vinculación con su bebé para brindar acompañamiento y contención emocional junto a otros servicios médicos y académicos. Al principio me negué, al no ser psicóloga entendía que carecía de las cualidades profesionales, mi superior y fundador del apostolado me dijo que eso era una misión y que Dios cuando elige capacita y así fue. Desde ahí, escribo en la revista Palanca, soy presentadora de televisión en el programa Vida y Salud en Comunidad en Televida y soy psicóloga en los retiros Viñedo de Raquel y Betania”.

Angy Carolina estudió una licenciatura en Psicología Clínica en la Universidad de la Tercera Edad,

6. Cambio de carrera

Como iba a dirigir un proyecto social y además recibir a madres, padres y familias, debía contar con los recursos y habilidades que me permitieran responder a sus necesidades psicoafectivas, estudié una licenciatura en Psicología Clínica en la Universidad de la Tercera Edad, una maestría en Psicología de la Intervención Social en la Universidad Central del Este, un diplomado en Logoterapia por el Instituto Peruano de Logoterapia Viktor Frankl (DAU) y la Sociedad Dominicana de Logoterapia, una certificación en Salud Mental Perinatal en el Instituto Europeo de Salud Mental Perinatal (IESMP) y un diplomado en Psicología Perinatal en la Universidad Católica de Cuyo y el Instituto Médico Psicológico (IMEP)”.

7. Malas noticias

Aunque mi padre vivió sus últimos años en Alemania, siempre mantuvimos una relación continua y cercana, mis hijos amaban a su abuelo, de hecho mi hijo mayor era su adoración, se llaman igual, Eckart. A finales de 2022 lo llamé y le dije que haría el viaje de mis sueños con mi esposo por Europa y quería que nos acompañara, era el 8 de septiembre de 2023, nos mantuvimos coordinando todo. Recuerdo que le decía que caminaríamos mucho, que se pusiera las pilas, que dejara de fumar para que tuviera energía, él siempre se reía y me decía ¡Ay Carolina! De repente en junio me llamó muy preocupado, me dijo que tenía dolor en el hombro izquierdo, la espalda, que estaba sin apetito y había perdido 12 libras. Me preocupé bastante, le dije que fuera de inmediato al médico, sabía que algo no andaba bien. Efectivamente, le diagnosticaron cáncer metastásico en hígado, pulmones, piel y páncreas y con poco tiempo de vida. Recuerdo cuando me lo dijo con voz entrecortada, solo le contesté lo siento, sabes que te quiero mucho, haré todo lo posible por estar contigo pronto. Por mi cabeza pasaron todos los recuerdos de momentos en los que estuvo y lloré tanto, nunca había sentido tanto dolor en mi corazón, mis hijos al enterarse estaban desconsolados. Aún conservo las notas de voz que cada uno le envió y las fotos de videollamadas donde le demostraban su amor y apoyo en ese momento tan doloroso. La embajada de Alemania aquí no tenía citas disponibles, les escribí un email con la situación y evidencia de la misma, me dieron una cita de emergencia en menos de una semana y concedieron la visa en dos horas y viajé al día siguiente con mi hijo Eckart”.

Para Angy es madre de 3 hijos de 22, 14 y 4 años, respectivamente

8. Muerte de su padre

Cuando llegué al hospital, los ojos de mi padre brillaron de felicidad, hice una rutina con él, le llevaba sandía o helado diariamente, era lo único que toleraba. Unos días eran para abrazarlo y agradecerle todo lo que hizo por mí, otros para agarrar su mano y rezarle, otros para hacer silencio, días para hablar del amor de Dios y lo que vería cuando le llamara a su encuentro. Uno de esos días fueron para ver fotos y recordar anécdotas, aprovechamos bastante esos momentos porque el dolor, el avance de la enfermedad y la medicación lo mantenían dormido, quejándose o confundido. Cuando regresé al país conversábamos casi a diario, 3 días antes de fallecer le pregunté si había podido comer algo y me respondió no he comido nada, cuando vengas no me traigas sandía ni helado, a lo que respondí descansa papá, tranquilo no lo llevaré. Después de eso no contestó más su celular y tres días después recibí la llamada con la noticia de su fallecimiento”.

9. La revelación de su hija Anel Marie

Antes de que Anel Marie llegara a nuestras vidas tuvimos una pérdida espontánea que nos entristeció mucho, de hecho, nos íbamos a preparar para no tener más hijos, tenía 37 años y el miedo cada vez me invadía, mis hijos tienen una notable diferencia de edad: 22, 14 y 4 años, ya que no quedaba embarazada y no le daba tanta importancia como para acudir a técnicas de reproducción asistida. En un momento de oración en un retiro espiritual en octubre de 2018, tuve una manifestación, me ví junto a mi esposo cargando una niña rubia, su carita brillaba como el sol, sentí en mi corazón que quedaría embarazada de una niña. Se lo comenté a mi compañera Tamara y se puso a llorar, me dijo no te vi a ti pero vi a tu hija. Quedé embarazada y el 30 de julio de 2019 tuvimos a nuestra bebé arcoíris Anel Marie”.

Angy Carolina funcó la primera habitación de despedida relacionada al duelo perinatal llamada Jardín Colibrí.

10. Despertar de conciencia

Cuando tuve a Anel Marie padecí depresión postparto por segunda vez, entonces decidí buscar ayuda. Gracias a Dios el vínculo no se vio afectado, sin embargo me sentía desesperanzada, lloraba sin causas aparentes, mis emociones hipersensibles, la alimentación, el sueño y las relaciones interpersonales estaban alteradas. La terapia permitió que conociera mis sombras y luces, darme cuenta de lo que me atemorizaba, su razón de ser y de qué forma se manifestaba. Además, me enseñó lo valiosa que era como persona, las cosas que no podía cambiar y que sí podía aceptar, sanar y transformar positivamente. Me mostró que debía moverme del círculo de personas con las que solía reunirme que solo añadían más confusión, tristeza y me alejaban del plan de Dios. Me hizo entender que no hay transformación sin crisis y en esta nueva fase de mi vida se integraban lecciones aprendidas, cambios importantes y de progreso con una nueva perspectiva”.

enseñanzas

11. Aprendizajes y reflexiones

“He aprendido a celebrar todo lo que ocurra en mi vida por más insignificante que parezca, nunca había estado tan consciente como lo estoy en estos momentos de mi vida. Algunos de mis logros son criar a mis hijos en un ambiente estable y unido, tener a mi madre viva, que participe de mis logros y hacerla sentir orgullosa. Gozar de salud, haber cambiado de carrera y tener éxito en ella. Ser instrumento de Dios para que nazcan miles de niños a través del acompañamiento psicoemocional que otorgamos en la fundación, representar a mi país en congresos nacionales e internacionales importantizando la salud mental perinatal y brindar talleres a los profesionales de la salud para concienciar, cambiar la forma de nacer y humanizar la muerte perinatal. Fundé la primera institución de psicología perinatal en el país y formé a más de 100 profesionales de la salud y seguimos contando. Creé la primera habitación de despedida relacionada al duelo perinatal llamada Jardín Colibrí para que los padres puedan despedirse de sus bebés fallecidos. Además, recibí el reconocimiento en Diario Salud, Personalidades Influyentes 2023 en la categoría Instituciones o Sociedades Científicas por mis aportes en el área materno infantil. Recibí el segundo lugar de Premios BHD Mujeres que Cambian el Mundo 2023 por mi labor durante nueve años a favor de las mujeres embarazadas en situación de vulnerabilidad y la labor desde la Asociación Dominicana de Psicología Perinatal”.

gratitud

«Valoro mucho que poco a poco mi madre se superó para sacarnos adelante junto a mi padrastro que también fue clave en mi formación personal y académica».

Llamado

«Un retiro llamado Emaús cambió nuestras vidas, pude tener un encuentro con Jesús Recucitado que me recordó cuánto me amaba».

Ayuda

La terapia me enseño lo valiosa que era como persona, las cosas que no podía cambiar y que sí podía aceptar, sanar y transformar positivamente».

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