La participación de Ray Liotta en Hannibal es quizá la más memorable de su carrera. Fundamentalmente por la escena “devoradora de cerebros”, la muy publicitada (pero también muy criticada) secuela de Ridley Scott de 2001 de El silencio de los corderos.
En ella participaron Julianne Moore como la agente del FBI Clarice Starling. Allí se encontraba sentada en la mesa de Hannibal Lecter (Anthony Hopkins) y, junto a ellos, el misógino Paul Krendler (Ray Liotta), su próxima víctima. Drogada y recuperándose de una herida de bala reciente, Clarice observa impotente cómo Lecter le sirve a Paul su propio cerebro mientras todavía está vivo.
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Cuando la película se estrenó hace 20 años, la escena de Ray Liotta en Hannibal cautivó y repulsó al público en igual medida, tal como lo hizo en la novela original de Thomas Harris de 1999.
A propósito del lamentable fallecimiento de Liotta este jueves en República Dominicana, ofrecemos una deliciosa inmersión en cómo los cineastas lograron esta espantosa secuencia. Una combinación casi perfecta de tres efectos visuales diferentes que ha envejecido mucho mejor que la película en la que apareció.
En su momento, tanto el público como los críticos, argumentaron que la escena de Ray Liotta en Hannibal fue exagerada. No obstante, hoy por hoy, es por lo que la película es recordada, además de la sustitución de Jodie Foster por Julianne Moore en el papel de Clarice.