El 5 de enero será la cuarta y última noche, con la cual finalizan una gira de unos 60 conciertos que titularon “Cerrando ciclos” y que han anunciado como “la última” de Aventura.

Cuando Aventura fue Aventura, muchos de los que han colmado el Estadio Olímpico “Félix Sánchez” estas tres noches del 27, 28 y 29 de diciembre, no habían nacido.

Aventura es el eterno retornógrafo del sentimiento. Es un pedazo de nostalgia atado a la memoria. Por eso, cada vez que reaparece, produce lo que ocurrió la primera y segunda noche del maratón de conciertos “Cerrando ciclos” que al cierre, estaba comenzando a ocurrir en la noche del domingo.

Aún queda el concierto del 5 de enero del 2025

La palabra aventura proviene del latín ‘adventura’, e implica la incertidumbre de lo que ha de venir. Las aventuras son una puerta abierta al futuro.

Pudieran llamarse Los Beatles de la bachata, porque son más que una banda de dos hermanos y dos primos. Son la celebración de una leyenda. Si Romeo y Henry son el Lennon y el McCartney (valgan las distancias abismales) de la banda; Lenny y Max son Harrison y Ringo.

Euforia, desborde de sentimientos, y la renovada materialización de ese coro popular que no cesa, en un público que nunca se sienta, aunque haya pagado 61 mil tululuses por una boleta.

La experiencia les ha dado la práctica de ir de medley en medley, para poder abarcar más temas del extenso repertorio de los muchachos que nacieron como Sueño en 1993, se convirtieron en Los Tinellers cuando lo tomaron más en serio y con par de años más fueron Aventura, una aventura que se niega a cesar. De hecho cantaron un total de 35 canciones en dos horas y media de concierto.

El oppening fue con Por un segundo, y siguieron de corrido con La niña cambió, El desprecio, La Boda y Los infieles fueron los primeros cinco temas que probaron el estado del motor, uno detrás del otro.
Vestidos con chaqueta roja Romeo y de pantalón y camisa roja Henry Santos, pero también Lenny Santos y Max Santos, requinto-guitarrista el primero; y bajista el segundo.

La dominicana Natti Natasha volvió a presentarse en su país, un lustro después, invitada de Aventura.

Romeo y Henry agradecieron al público la asistencia

El segundo medley incluyó Llorar, Dile al amor, Angelito, Enséñame a olvidar, Te invito, Todavía me amas, 9:15, y Brindo con agua.

Es destacable la labor acompañante de los músicos, la banda ampliada aportaba detalles sonoros en un arreglo enriquecido con máquinas y mejor distribución percutiva, además de coro. Mientras Lenny en el requinto y Max en el bajo lograban punteos poderosos, que apoyados por la percusión eran códigos morse que lanzaban mensajes de amor y desamor (valga la cursilería) a los corazones, pero sobre todo a los pies de los bailadores.

Romeo habló de los tipos de hombres que existen, entonces cantaron El malo, El Perdedor, Mi corazoncito, Su veneno, Un beso, Noche de sexo y Ella y yo, conformaron el punto zenital del concierto. Con varias de las canciones que pertenecen al acerbo de lo más popular del genero.

El público desconocía que habría una tarima B algo que es, sin embargo, bastante usual en los conciertos de Romeo. Así que metidos en cajas negras se movilizaron hacia el otro extremo del terreno desde donde cantaron, invitando a jóvenes del público, alguna enseñó sin querer sus glúteos, otra le estampó un beso en la boca a Romeo, mientras cantaban La película, La tormenta, Volvió la traicionera, Our song, Hermanita, Deja vu, Yo quisiera amarla y Tu jueguito.

Regresaron a la tarima central y allí comenzaron el último medley, que incluyó Amor de madre, seguido de Un poeta enamorado, No lo perdona Dios, Cuando volverás y Alexandra.

Para el final de la primera noche, una sorpresa más, la salida a escena de La Reina del Merengue, Milly Quezada quien hizo junto a Romeo el clásico de los clásicos aventureros: Obsesión.

La segunda noche ese honor quedó en manos de la santiaguera Natti Natasha, una de las estrellas de la música urbana.

La tercera noche bajel nivel con una joven que se ha pegado por las múltiples controversias de su vida privada. Mas nunca ha pegado medio tema: Yailín. A su favor hay que decir que lo hizo dignamente. No como lo sucedido con otra que tampoco ha pegado nada, La Perversa, más desafinada que una cafetera, que por demás no se sabía la letra de la canción de El Blachy, quien la trajo para su segmento.

¡Ay, la industria! Estas cosas no son casuales. ¿Dos en una noche? Veremos que se traen para la última. Ojalá que sea Martha Heredia, por ejemplo. Merece una segunda oportunidad y eso podría ayudarla.

Mientras tanto, fuegos artificiales, y para la casa.

El 5 de enero será el cierre de la gira, con el final del maratón que visto en un solo timeline ocuparía 10 horas de entrega de un pedazo de historia de la música popular dominicana, que se queda en la memoria.

¿Volveremos a ver algún día, otra vez a Aventura en concierto? ¡Quién sabe!

Las leyendas casi siempre regresan.

Aventura ofreció tres noches memorables de su supuesta última gira.

El Blachy y Chris Lebrón, dos dignos teloneros

Para abrir el grupo Aventura seleccionó a Chris Lebrón y a El Blachy, quien provoca la euforia colectiva que genera el “estar pegado”. El Blachy en la primera noche (subió a su amigo David Ortiz, a manera de homenaje) y segunda noche se presentó con su banda interpretando los temas “Hola, perdida”, “Sobrio”, “La rubia” y “Una noche”, en 17 minutos. Este domingo tuvo de invitado al cierre de su presentación a El Rubio Acordeón con “Una noche” y a la Perversa en “Hola, perdida”. La Perversa es tan, pero tan perversa… que ni se sabía la canción, ni tampoco pudo entonar nunca una nota como iba. El Blachy debe tener mejor detector de m…úsica para la próxima. ¿Por qué no invita a Martha Heredia, por ejemplo?

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