A Yalitza Aparicio le cambió la vida cuando decidió entre ir a Venecia o ir al concurso por un puesto de maestra
Fue la primera actriz indígena nominada a un Oscar y la segunda mexicana de la historia, por su papel de Cleo en la película Roma, de Alfonso Cuarón. La revista Time la calificó como “la mejor actuación del 2018”.
Invitada al Festival de Cine Global Santo Domingo 2024, Yalitza Aparicio ha sido reconocida con un Premio Global. Ella vive en su natal Oaxaca, aunque viaja bastante al DF. elCaribe conversó con ella
¿Pensó Ud en ser actriz alguna vez?
No. Ser actriz, cuando yo era niña, era algo muy lejano, como si perteneciera a otro mundo. Ya existe la primera mujer astronauta mexicana. Pero el ser actriz era algo similar. Y más, con la apariencia física que contamos la mayoría de las mexicanas. Era muy complicado y en su momento, un sueño imposible. Por lo que te decías, ¿para qué sueño con ser actriz? ¿Por qué voy a luchar por ser actriz? Cuando es imposible entrar a ese medio. ¡Si mejor puedo luchar por tener una profesión más real! Algo que sí pertenece a mi mundo.
¿Cómo fue que Alfonso Cuarón la seleccionó para el papel de Cleo?
Es una historia muy larga. Contado brevemente, su equipo de casting visitó Oaxaca, que es muy amplio. Visitaron la región de donde soy. Ahí obligadamente hice casting. En cada una de las etapas uno va pasando -al principio me oponía-, después me decía ay, seguro hoy voy a conocer a alguien más. Que es increíble luego, a las personas que vas conociendo, las historias que te van contando. Yo estaba más entusiasmada por ampliar mi mundo, o mi mentalidad de decir ‘no vengo destinada solamente a algo, ni debo de estar limitada, porque todos los que están aquí tienen grandes historias, han viajado por diferentes partes y yo quiero ser así’. Era más mi emoción, que quedarme con un personaje. Y cuando me dieron la noticia de que me habían escogido…
¿Y ahora qué hago?
¡No… sí! Mi respuesta fue como que dudarla y decir: ‘bueno, no tengo nada mejor que hacer ahorita’. Y después vamos a ver.
¿Cuán difícil fue la preparación del personaje? ¿Lo mismo que hizo el personaje lo había hecho usted en la vida real?
Nooo. Había muchos comentarios que decían: ‘bueno, ¿qué le costó? ¡Es lo mismo!’ Y cuando conocía a la persona en la que estaba basada la historia, dije: ‘¡No, acabo de cometer el error de mi vida, al aceptar hacer la historia de una persona que sí existe!’ Porque llegar al nivel de ella es muy complicado. Y de hecho iba yo en el camino de regreso y me decía, ahora cómo les digo que simplemente ya no quiero. Y por supuesto que fue un trabajo interno, un trabajo de ver cuáles eran ciertas cualidades de ella, y el trabajo más grande con el director.
Usted fue seleccionada una de las 100 mujeres más influyentes del mundo de la revista Time… ¡Eso es como un Nobel! ¿Cómo la gente de su comunidad acogió ese hecho?
Hasta el día de hoy aplauden demasiado. Porque cada uno de esos logros que se van dando, logran como un efecto mariposa en la sociedad. Porque las personas que lo ven, se entusiasman por hacer el esfuerzo para en algún momento llegar a ese lugar, ¿no? Por supuesto que cuando vi la noticia, me dije ‘¿yo qué he hecho o qué he logrado?’. Cuando comencé esta travesía siempre hablaba desde mi experiencia. Solamente lo que yo que había vivido, de por qué no me había permitido soñar con ser actriz; de por qué era complicado… Pero yo no había dimensionado que así como mi historia, existían demasiadas. Y que no solamente era complicado soñar en querer ser actriz. Para muchos es complicado ser doctores, ser abogados, o ser cualquier otra profesión, porque tenemos muchos impedimentos, muchos límites. Uno de ellos: en México las universidades se encuentran muy lejos de donde tú eres; implican demasiados brazos. Una lista enorme de travesías que tienes que afrontar. Pero cuando comenzaron a explicarme: se hace esto, se ha hecho esto otro, se ha cambiado esto, las leyes que se lograron aprobar en México con respecto a las trabajadoras del hogar; las veces que asistíamos ante la Unesco para hablar de los derechos de las comunidades indígenas. El que se puso bajo el foco discriminaciones que existían, no solamente hacia el grupo de las comunidades indígenas, sino hacia tu color de piel, tus creencias, tus ideologías, hacia todo esto. El impacto había comenzado a suceder. Todo eso era lo que nos llevaba a estar en esa lista. Porque no solamente es un trabajo de la persona que está ahí o del nombre que está ahí. Sino que es un trabajo en equipo. Todos te apoyan también en las locuras que estás cometiendo.
¿Aún no se han inventado una ruta turística para ir a su comunidad?
No. Aún no. Pero a muchas personas les ha entrado esta curiosidad de ver el lugar que me vio nacer. De la nominación (a los Oscar) para acá muchos extranjeros han llegado a visitar la comunidad. En épocas de vacaciones, sí se ve más.
¡Eso ha movido la economía! ¿No?
Había. Porque después de la pandemia disminuyó, como en todo el mundo.
¿A Ud cuánto le cambió la vida?
Fue un cambio muy grande. Primero, creo que sí soñé mucho con recorrer la República Mexicana y conocer más de lo que nos rodea. Tuve que abandonar el sueño de ejercer frente a un aula. Se cruzó mi fecha de iniciar las clases con el viaje a Venecia, y la premiere y todo eso. Y en ese momento muchas maestras me decían: ‘bueno mi hija con un sueldo de maestra nunca, nunca vas a viajar a Venecia. Entonces decide. Te puedes ir y regresar y volver a concursar por un lugar. O te quedas aquí y nunca viajar’. Entonces me fui. Desde ese momento empezó a cambiar mi vida. Cuando me iba dando cuenta de las posibilidades que tenía. Y sobre todo cuando te das cuenta de que tu voz pude ser escuchada. Eso era sorprendente para mí. Yo daba las entrevistas, pero cuando veía las notas que sacaban, los comentarios del público era como de: ‘estar aquí es bueno porque puedes ser escuchada’ pero es peligroso si no te informas bien y le das un mensaje erróneo a la sociedad. Ahí como que empezó a existir cierta responsabilidad de lo que estaba haciendo.
¿Qué es lo peor que le pasó con la fama?
¿Lo peor? (Duda) Podríamos decir que la privacidad. No estás acostumbrada. Es muy diferente una persona que ha soñado todo su tiempo con llegar a estar a este lugar y que sabe a lo que se atiene, a una persona que desconocía totalmente en qué consistía. Y de repente llegar, y la primera vez que me pidieron una foto en el aeropuerto, la señora y su hija discutiendo conmigo -no discutiendo-, demostrándome por qué querían una foto. Y yo diciendo, no yo no soy famosa, no me parezco a las de las revistas y la televisión. Vayan por allá seguro van a encontrar a alguien. Y ellos: ‘pero tú sí eres famosa`. Y yo, que no… Desde ese momento sí te entra como eso de ‘ah ya no es muy común que te sientas en un café y llegue alguien a decir: ‘¿me regalas una foto?’. Sí, ya comienza a suceder. Y sí, no sabes cómo manejarlo.
Imagino que le sucede lo mismo en México, que en París, que en República Dominicana…
¡Al rato que salgamos, vamos a saber!