Introducción
Hoy, 19 de febrero 2022, a las 7 de la mañana, me he dispuesto, por fin, a poner por escrito este tema, del que me han oído hablar con frecuencia. La ocasión inmediata son las generalizaciones sobre la Iglesia, aunque no es la única vez, repito, que toco el tema.

1- Evitemos las generalizaciones
Usted encontrará a su alrededor mucha gente que generaliza. Por ejemplo, cuando dice: “El mundo de hoy es tal o cual”. Cuídese de ellos y de usted mismo, porque no está exento de caer em generalizaciones. Le doy algunas razones.

Las generalizaciones nunca son verdad. Porque siempre hay gente que ni piensa ni actúa así, como se generaliza. A lo sumo se podrá decir: mucha gente en el mundo de hoy actúa así o asá. Pero, repito, hay error cuando se afirma: “El mundo de hoy es tal o cual”, porque no todo el mundo es así.

En las generalizaciones se hace de un acto o pensamiento particular un hecho o pensamiento universal. Por lo tanto, esa generalización, afirmada como generalidad, es científicamente falsa. No se podrá nunca demostrar que “todos los casos son”, sino sólo algunos, por muchos que sean.

En las generalizaciones se está condenando muchas veces uno mismo, sin darse cuenta. Cuando se generaliza, por ejemplo, y se dice: “Los dominicanos son…”, uno mismo se está desacreditando, porque entra dentro de ellos.

En las generalizaciones siempre se puede decir a quien las hace: “Prueba lo que dices” o “¿Cuál es la fuente?”, porque podrá traer casos, pero nunca podrá demostrar que se da el ciento por ciento.

En las generalizaciones hay un juicio, una condena. Quien las hace, se torna juez de los demás. Se le puede decir: “Señor juez”. Podemos repetirle: ¿Quién te constituyó juez en esa generalización?

2- La iglesia es, dice o hace
La primera generalización a la que me quiero referir, por supuesto, ha de ser la que inspira aquí y ahora este trabajo: generalizaciones sobre la Iglesia.

“La Iglesia es pedófila”. Así se dice. A todas luces es falsa esa generalización. Pero se dice. Se hace noticia. La expresión justa, correcta y verdadera es: “En la Iglesia hay de sus miembros que son tan y cual cosa”.

En primer lugar no lo enseña ni anima a hacer eso, pero sí habrá miembros suyos, que lo hicieron o no actuaron como debían hacerlo. Por eso siempre se afirma que “la Iglesia es pecadora”.
Eso sí es universal y general, como también es santa. Hay pecadores, en muchos sentidos y en todas partes, pero hay también santos, como la Madre Teresa de Calcuta o San Pío de Pietrelcina.

Pienso que puedo repetir ahora un episodio o testimonio que hace parte de mis memorias.

Un connotado periodista de Santo Domingo vino desde allí a Santiago para hacerme una entrevista en torno a los escándalos financieros entre miembros de la Iglesia.

Le dije que, antes de referirme a la actualidad, quería traer primero la historia de siglos, empezando por Judas Iscariote.
Ponderé primero sus valores, cualidades y virtudes. Recordé que él fue apóstol de Jesucristo, que predicó, sanó enfermos y arrojó demonios. Además, Cristo le tenía tanta confianza para las finanzas, que lo hizo el primer administrador económico de la Iglesia naciente. Él debía administrar los pocos bienes que tenía la Iglesia primitiva, la de Jesús con sus apóstoles y los discípulos que entonces tenía.

Consta que Judas, su discípulo y apóstol, estuvo entre los que pensaba mal de Jesús (Juan 6, 67-71), lo criticó (Juan 12, 4-5), era ladrón, robaba lo que administraba (Juan 12, 6), vendió por dinero al dueño de la Iglesia (Juan 13, 21-30), lo traicionó (Juan 18, 1-5) y se suicidó (Mateo 27, 2-10). Cuando dibujé el retrato de Judas, dije al reportero: – Ahora hablemos de los escándalos de hoy.

Él me respondió: – “Con eso me basta”.

Pensé enseguida que era un comunicador inteligente y serio, que buscaba la verdad.

He de resaltar que fue Judas el primero en la historia de la Iglesia que dijo esta frase: “Por qué no se vendió ese aceite y el producto se les dio a los pobres?”

Uno siempre está inclinado a pensar, como en el caso de Judas. Lo hace, no porque le interese los pobres, sino porque tiene sus intereses, otra intención, un problema.

Pero volvamos a repetir: hay que cuidarse siempre de generalizar. Tampoco se puede generalizar, diciendo: “Todos esos apóstoles fueron unos traidores, como Judas”. También se dice hoy: “Todos en la Iglesia son…”. Hay que recordar siempre: hay y habrá Judas en la Iglesia, pero no todos son Judas. Eso sí: todos somos pecadores, como los apóstoles. Todos fallaron, pecaron, pero volvieron y fueron fieles.

3- Otras generalizaciones más

Tomemos ahora otros cinco casos de generalizaciones, que ustedes conocen y hasta pueden estar usando. Son sólo unos pocos casos. Sin duda ustedes tienen conocimiento de más casos que yo.

1- “Los políticos son todos unos ladrones”. Los hay, pero ustedes y yo conocemos los honestos. Permítanme acentuar que esas generalizaciones hacen mucho daño, como al joven que quiere prepararse y trabajar, como debe de ser, en política. “¿Tú quieres entrar en eso? Yo creía que tú eras un muchacho honesto”.

2- “Los comunicadores de hoy son todos ‘bocinas’, pagadas por otros muchos políticos drogadictos, empresarios”. “Vete a ver. Ya no se les puede creer. Son portadores de ‘fake news’”. Con razón muchos comunicadores se defienden. Los hay así. Pero siempre tengo que dar testimonio de los comunicadores, que han renunciado a millonadas del narcotráfico y otros. No todos son bocinas.

3- “Los jóvenes de hoy no sirven. Son unos tales y cuales”. Preguntémonos: ¿Y los adultos que los formaron?

4- “Los dominicanos son…” y se traen muchos casos para completar la frase. Citar sólo un caso de extranjeros. Me decía una boliviana: “Me encanta este país. Los dominicanos no tienen precio. Siempre quiero ir allí. Lo que todavía no entiendo es cómo los dominicanos se pasan el tiempo hablando mal de los dominicanos”.

Permítanme traer este otro ejemplo que acabo de oír y ver por televisión. La respuesta de alguien fue: – “Eso sólo se ve en República Dominicana”. Puedo asegurar que algo parecido había visto y oído en el mismo programa de televisión que había pasado en Miami. Otra vez condenando en una generalización.

5- “Las familias de hoy ya no educan”. Ahí se ve claramente una generalización. Pero enseguida van a salir familias, defendiendo que ellas sí educan y forman a sus hijos. Repetimos: hay familias que se ocupan de dar cosas a sus hijos, no así la educación conveniente. Se podrían, quizás, contar muchas cosas, pero no hay pruebas de que son todas.

Conclusión

CERTIFICO que ninguna generalización es verdadera como generalización, sino como casos particulares.

DOY FE en Santiago de los Caballeros a los veintitrés (23) días del mes de febrero del año del Señor dos mil veintidós (2022).

Posted in Certifico y Doy Fe

Más de cultura

Más leídas de cultura

Las Más leídas