Introducción

No podemos olvidar las 4 pandemias citadas por los Obispos dominicanos en su tradicional Carta Pastoral del 21 de enero de este 2022, con motivo de la fiesta de Nuestra Señora de la Altagracia, a partir de las grandes pandemias del covid-19 y el vacío de Dios.

Las queremos traer con sus citas textuales para que las recordemos más fácilmente. Introduzcamos el tema como lo hace la Conferencia Episcopal:

“Estos últimos años han sido marcados por una terrible pandemia que ha paralizado a gran parte de la humanidad y sacudido los cimientos de nuestra civilización. Nunca en la historia reciente había sucedido un fenómeno de tal envergadura. Sin embargo, esta pandemia, que ha polarizado tanto nuestra atención y que ha sido objeto de duros y prolongados debates en los medios de comunicación, no es algo que afecte al ser humano en su esencia, sino que, a la luz de la fe, tan sólo lo toca tangencialmente. El verdadero drama de nuestro siglo es el vacío de Dios en el alma de tantos pueblos y la verdadera pandemia que nos aqueja es la anemia espiritual: el hombre de hoy “se muere por falta de conocimiento de Dios” (Os 4,6). De ahí la importancia del “siervo fiel y prudente” (Cf. Mt 24,45-47)) que edifica su casa sobre la Roca, que es Cristo (Cf. Mt 7,24-25; 1Cor 10,4).

Ese vacío de Dios en el alma de tantos pueblos se hace palpable en por lo menos cuatro pandemias que le amenazan constantemente. Se trata de una lucha sin igual que se desarrolla en el corazón de las personas y de los pueblos. Estas pandemias son, entre otras: la mentira, la violencia, el afán de dinero y el hedonismo”.

1- Pandemia de la mentira
“Pandemia de la mentira, es la primera que irrumpe, la más peligrosa. Se hace pasar como portadora de la verdad y de la luz (Luzbel). Se presentó en los inicios, delante de nuestros primeros padres y hoy lo hace ante todos los pueblos. Habla como Dios, pero no es dios. Este enemigo, utilizando a veces algunos medios de comunicación, bombardea nuestros hogares presentando normas, costumbres y modelos de vida contrarios a la Revelación. Nuestros niños y jóvenes muchas veces son víctimas de agentes que difunden falsas doctrinas y una sabiduría enemiga de la Cruz de Cristo.

El Hijo de Dios estuvo en la escuela de su padre José. A su sombra creció el niño Jesús “en sabiduría, en estatura y en gracia ante Dios y ante los hombres” (Lc 2,52). Lo mismo que hizo José con Jesús, lo hará con nosotros: él nos enseñará a transmitir la fe cristiana fielmente a las siguientes generaciones”.

2- Pandemia de la violencia
“La pandemia de la violencia, su misión consiste en hacer que los hombres se maten unos a otros indiscriminadamente. Desafortunadamente, a diario, en algún lugar del planeta, se derrama sangre inocente. El ser humano, nacido para amar y vivir en paz, ha estado inmerso en el odio, en el terror y en la violencia. Hay una fuerza dentro de él que le lleva a hacer aquello que no quiere (Cf. Rm 7,14-25): la destrucción del otro, que es su hermano. Este espíritu de violencia, lamentablemente parece que se ha ido adueñando de algunos pueblos.

Contemplamos, no sólo las guerras declaradas entre naciones, sino que existen otros conflictos internos y delitos ocultos que a veces son peores que los visibles. La niñez sufre los maltratos, burlas y acosos entre alumnos (bullying); hay vandalismos, peleas callejeras, trata de personas, terrorismo, armamentismo… El listado no acabaría nunca. La violencia se esparce y recorre la tierra en su altura, anchura, longitud y profundidad penetrando en los rincones más íntimos del ser humano. “Homo homini lupus”, “el hombre es un lobo para el hombre” (Hobbes). Pretende o quiere enseñorearse de nuestros hogares y 5 Thomas Hobbes (1588-1679) fue un destacado filósofo inglés que influyó notablemente en la filosofía política de la época moderna. corazones. Necesitamos alguien de corazón pacífico que proteja nuestras familias y custodie nuestras almas. Nadie mejor que José de Nazaret.

Sólo Dios ama a todos los hombres. Este amor se hizo visible en la tierra a través de un Padre que tuvo como misión principal enseñar a su Hijo “a salvar a su pueblo de sus pecados” (Mt 1,21), misión que alcanza su plenitud en el día de su pasión y muerte en la Cruz. Allí Jesús entregó su vida por sus enemigos e intercedió ante su Padre con gemidos inenarrables para que perdonara nuestros pecados. Con esta forma de amar, Cristo derrotó la violencia que arremetió con toda su artillería contra él. No se resistió; “como cordero fue llevado al matadero y como oveja ante los que la trasquilan está muda, tampoco él abrió la boca” (Is 53,7). La violencia sufrida en su carne no suscitó un solo lamento de su boca, por eso su sacrificio fue perfecto: transformó el odio en amor mediante la acción del Espíritu Santo. El Cordero manso, hijo de un hombre justo (José), abrió las puertas de la salvación con su perdón gratuito. Desde entonces al mal se vence con el bien”.

3- Pandemia del afán de dinero
“Pandemia del afán de dinero, símbolo del comercio que rige la vida de los pueblos. Como trasfondo está la idolatría del dinero que se alza como alternativa al Dios único. Los ilusos piensan que quien más bienes consiga, más asegurada tiene la supervivencia en este mundo. La vida humana se convierte para ellos en un inmenso mercado donde cada uno intenta, compitiendo, atesorar el máximo de riquezas. “El amor al dinero es la raíz de toda clase de males” (1Tm 6,10). Se trata de la adoración del becerro de oro, el señor de este mundo al que gran parte de Israel adoró en el desierto y al que hoy se rinde culto y pleitesía en los nuevos santuarios de la modernidad.

En una situación de precariedad, la respuesta no está en el dinero, sino en el Dios providente que sabe cuidar de sus criaturas. La unidad familiar, a imagen de la Trinidad, no debería romperse bajo ningún concepto. Padre, madre e hijos participan del mismo destino. José, María y el niño, perseguidos por Herodes partieron juntos al destierro y experimentaron la mano providente de Dios. El creyente no se angustia, como los paganos, ni se desespera por su vida, qué va a comer o con qué se va a vestir (Cf. Mt 6,26). Dios nunca abandona a sus hijos e hijas, sino que provee día a día los medios necesarios para que lleven una vida digna”.

4- Pandemia del hedonismo
“Pandemia del hedonismo que arrastra a gran parte de la humanidad a los falsos paraísos terrenales (del alcohol, drogas, sexo, dinero fácil…), que en vez de felicidad producen mucho dolor y esclavitud. Abundan cantidad de doctrinas reduccionistas que aseveran que el hombre es solo materia. Negando la existencia del alma, sólo queda en su horizonte la burda satisfacción de los apetitos carnales. Según ellas, no existen normas externas por las que uno deba regirse, sino que la moral es autónoma y cada uno la define según le convenga. La persona que vive una sexualidad desordenada entristece al Espíritu Santo y se convierte en un ciego sin discernimiento, incapaz de descubrir los designios secretos del Dios de la historia. El hedonismo es sucio e inmisericorde, al final todo acaba en podredumbre y hastío”.

Conclusión

CERTIFICO que los textos traídos aquí son literales, como aparecen en la Carta de la Conferencia Episcopal Dominicana, del 21 de enero 2022, titulada “José, custodio del Redentor y modelo del creyendte”.

DOY FE en Santiago de los Caballeros a los veintisiete (27) días del mes de enero del año del Señor dos mil veintidós (2022).

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