Introducción
La Navidad no es de hoy, es ya de ayer y seguirá siendo de mañana. Aquí encontrarán textos de los años 200, 300, 400 y más. Es impresionante todo esto.
1-El dueño de todo vino en forma de siervo
“El Dueño de todo vino en forma de siervo, revestido de pobreza, para no ahuyentar la presa. Habiendo elegido para nacer la inseguridad de un campo indefenso, nace de una pobrecilla virgen, inmerso en la pobreza, para, en silencio, dar caza al hombre y así salvarlo. Pues de haber nacido en medio del boato, y si se hubiera rodeado de riqueza, los infieles habrían dicho, y con razón, que había sido la abundancia de riqueza la que había operado la transformación de la redondez de la tierra. Y si hubiera elegido Roma, entonces la ciudad más poderosa, hubieran pensado que era el poderío de sus ciudadanos el que había cambiado el mundo.
De haber sido el hijo del emperador, su obra benéfica se habría inscrito en el haber de las influencias. Si hubiera nacido hijo de un legislador, su reforma social se habría atribuido al ordenamiento jurídico. Y ¿qué es lo que hizo? Escogió todo lo vil y pobre, todo lo mediocre e ignorado por la gran masa, a fin de dar a conocer que la divinidad era la única transformadora de la tierra. He aquí por qué eligió una madre pobre, una patria todavía más pobre, y él mismo falto de recursos.
Aprende la lección del pesebre. No habiendo lecho en que acostar al Señor, se le coloca en un pesebre, y la indigencia de lo más imprescindible se convierte en privilegiado anuncio de la profecía. Fue colocado en un pesebre para indicar que iba a convertirse en manjar incluso de los irracionales. En efecto, viviendo en la pobreza y yaciendo en un pesebre, la Palabra e Hijo de Dios atrae a sí tanto a los ricos como a los pobres, a los elocuentes como a los de premiosa palabra.
Fíjate cómo la ausencia de bienes dio cumplimiento a la profecía, y cómo la pobreza ha hecho accesible a todos a aquel que por nosotros se hizo pobre. Nadie tuvo reparo en acudir por temor a las soberbias riquezas de Cristo; nadie sintió bloqueado el acceso por la magnificencia del poder: se mostró cercano y pobre, ofreciéndose a sí mismo por la salvación de todos.
Mediante la corporeidad asumida, el Verbo de Dios se hace presente en el pesebre, para hacer posible que todos, racionales e irracionales, participen del manjar de salvación. Y pienso que esto es lo que ya antes había pregonado el profeta, desvelándonos el misterio de este pesebre: Conoce el buey a su amo, y el asno, el pesebre de su dueño; Israel no me conoce, mi pueblo no recapacita. El que es rico, por nosotros se hizo pobre, haciendo fácilmente perceptible a todos la salvación con la fuerza de la divinidad. Refiriéndose a esto decía asimismo el gran Pablo: Siendo rico, por nosotros se hizo pobre, para que nosotros, con su pobreza, nos hagamos ricos.
Pero, ¿quién era el que enriquecía?, ¿de qué enriquecía?, y, ¿cómo se hizo él pobre por nosotros? Dime, por favor: ¿quién, siendo rico, se ha hecho pobre con mi pobreza? ¿Quizá el que apareció hecho hombre? Pero éste nunca fue rico, sino que nació pobre de padres pobres. ¿Quién, pues, era rico y con qué nos enriquecía el que por nosotros se hizo pobre? Dios —dice— enriquece a la criatura. Es, pues, Dios quien se hizo pobre, haciendo suya la pobreza del que se hacía visible; él es efectivamente rico en su divinidad, y por nosotros se hizo pobre.” (Sermón en la Natividad del Salvador, de San Teodoto de Ancira. Año 200-300).
2-Su nacimiento fue de esta manera
Su generación, ¿quién la explicará? No voy a hablaros ahora de la divina generación, sino de la de aquí abajo, de la que tuvo lugar en la tierra, de la que tenemos infinidad de testimonios. Y aun de ésta sólo os hablaré en la medida en que me lo permita la gracia del Espíritu Santo. Y no penséis que es cuestión de poca monta oír hablar de la generación temporal; levantad más bien vuestras almas y estremeceos cuando oís decir que Dios ha venido a la tierra. Es este un acontecimiento tan maravilloso y sorprendente, que los mismos coros angélicos dieron testimonio de ello haciendo resonar por toda la tierra un himno de gloria, y los antiguos profetas quedaron estupefactos al ver que Dios apareció en el mundo y vivió entre los hombre.
Verdaderamente es algo inaudito que un Dios inefable, inexplicable, incomprensible e igual al Padre se dignara descender a unas entrañas virginales, nacer de una mujer y tener en su árbol genealógico a David y a Abrahán. Al oír esto, levantad el ánimo y, desechando ruines pensamientos, maravillaos más bien de que, siendo Hijo e Hijo natural del Dios eterno, se dignó ser llamado asimismo Hijo de David para haceros a vosotros Hijos de Dios; se dignó tener un padre esclavo, para daros a vosotros, que erais esclavos, al Señor por Padre.
¿Ves cómo desde el principio se nos presentan los evangelios? Si dudas de lo que a ti te concierne, cree lo tuyo por lo que a él se refiere. Pues desde el punto de vista humano, es más difícil comprender a un Dios hecho hombre, que a un hombre hecho hijo de Dios. Cuando oigas, pues, que el Hijo de Dios se ha hecho hijo de David y de Abrahán, no te quepa la menor duda de que tú, hijo de Adán como eres, puedes llegar a ser hijo de Dios. En efecto, no sin motivo se humilló él hasta tal extremo, si no hubiera querido exaltarnos a nosotros. Nace él según la carne para que tú nazcas según el espíritu; nació de mujer, para que tú dejes de ser meramente hijo de mujer.
Hay, pues, dos generaciones en Cristo: la humana igual que la nuestra y la divina superior a la nuestra. Nacer de mujer es algo que compartió con nosotros; pero no haber nacido de sangre, ni de amor carnal, ni de amor humano, sino del Espíritu Santo, era un anuncio anticipado del nacimiento que supera nuestra naturaleza y que él nos ha de dar por la gracia del Espíritu Santo.” (Homilía 2 sobre el evangelio de san Mateo, de San Juan Crisóstomo. Año 347-407).
3-Acostado en un pesebre
“Acabamos de ver al Emmanuel acostado en un pesebre como un niño recién nacido, envuelto en pañales según la humana costumbre, pero divinamente celebrado por el santo ejército de los ángeles. Estos serán los encargados de anunciar a los pastores su nacimiento. Pues Dios Padre otorgó a los celestes espíritus este altísimo privilegio: ser los primeros en predicar a Cristo. Acabamos de ver también hoy cómo Cristo se somete a las leyes mosaicas; más aún, hemos visto cómo Dios, el legislador, se sometía, como un hombre cualquiera, a sus propias leyes. Esta es la razón por la que el sapientísimo Pablo nos da esta lección: Cuando éramos menores estábamos esclavizados por lo elemental del mundo. Pero, cuando se cumplió el tiempo, envió Dios a su Hijo, nacido de mujer, nacido bajo la ley, para rescatar a los que estaban bajo la ley.
Así pues, Cristo rescató de la maldición de la ley a los que estaban bajo la ley, pero no a los que eran observantes de la ley. Y ¿cómo los rescató? Cumpliéndola. O dicho de otro modo, mostrándose morigerado y obediente en todo a Dios Padre, a fin de reparar los pecados de prevaricación cometidos en Adán. Pues está escrito que así como por la desobediencia de un solo hombre, todos fueron constituidos pecadores, así también por la obediencia de uno solo todos serán constituidos justos. Por tanto, sometió como nosotros la cerviz al yugo de la ley, y lo hizo por razones de justicia.
Convenía, en efecto, que él cumpliera toda la justicia. Pues al asumir realmente la condición de siervo, quedaba, por su humanidad, inscrito en el número de los súbditos: pagó, como uno de tantos, a los que cobraban el impuesto de las dos dracmas, aun cuando por su calidad de Hijo era naturalmente libre y exento del tributo.
Ahora bien, al verle observar la ley, cuidado no te escandalices ni lo catalogues entre los siervos, a él que es libre; esfuérzate más bien en penetrar la profundidad del plan divino. Al cumplirse, pues, los ocho días, en cuya fecha y por prescripción de la ley, era costumbre practicar la circuncisión de la carne, le impusieron un nombre, y precisamente el nombre de Jesús, que significa Salvación del pueblo.
Tal fue, en efecto, el nombre que Dios Padre eligió para su Hijo, nacido de mujer según la carne. Pues fue ciertamente en ese momento cuando de manera muy especial se llevó a cabo la salvación del pueblo: y no de un solo pueblo, sino de muchos, mejor, de todas las naciones y de la universalidad de la tierra. A un mismo tiempo fue circuncidado y se le impuso el nombre, convirtiéndose efectivamente Cristo en luz que alumbra a las naciones y, a la vez, en gloria de Israel. Y si bien hubo en Israel algunos injustos, obstinados e insensatos, no obstante un resto fue salvado y glorificado por Cristo. Las primicias fueron los discípulos del Señor, cuya gloria resplandece en todo el mundo. Otra gloria de Israel es que Cristo, según la carne, procede de su raza, si bien, en cuanto Dios, está sobre todos y es bendito por los siglos. Amén.” (Homilía 12 sobre diversas materias, de San Cirilo de Alejandría. Año 370-444).
Conclusión
CERTIFICO que los textos aquí reproducidos son copias textuales de sus originales.
DOY FE en Santo Domingo de Guzmán a los veintitrés (23) días del mes de diciembre del año del Señor dos mil veintidós (2022).