El 2024 es un año para grandes celebraciones en el concierto de las artes visuales tanto en la República Dominicana como a nivel internacional, y también es motivo de gran reflexión la conmemoración del centenario del natalicio de la gran maestra Clara Ledesma, una de las figuras más destacadas en la historia del arte dominicano.

Casa Mella Russo, de la mano de su directora, Altagracia Mella Russo, ha cedido sus espacios para albergar una exquisita selección de trabajos de la artista bajo el título “Presencia Infinita”, comisariados por el galerista Juan José Mesa, quien fuera amigo personal de Clara Ledesma y su principal biógrafo.

La muestra se inauguró el pasado martes 5 de marzo, fecha en que nació la artista, pero en 1924 como un homenaje a su gran legado. El espectador tiene la oportunidad de conocer la esencia de una creadora singular que supo ahondar en multiplicidad de estilos y técnicas, logrando una obra completamente onírica y cargada de detalles.

De contextura mediana, de complexión delgada, de manos alargadas y rostro expresivo, tuvimos una Clara Ledesma inquieta, decidida y soñadora. El amor por el arte lo aprendió en su casa a través de su madre a quien admiraba con pasión: “Desde niña sentí que tenía que hacer algo. Tenía como una ansiedad, un deseo de crear cosas que me sacaran de la vida de todos los días (…). Me ponía a pintar cuando estaba comiendo un bizcocho (…), pero en vez de comerme toda la galletita como lo hubiera hecho un niño normal, yo me distraía con el dibujo y no estaba contenta hasta terminarlo. ¡Dibujar me gustaba más que disfrutar las golosinas que adora la infancia! Al ver esto, mi mamá predijo que iba a ser artista. Bueno, ella también lo era, pues confeccionaba trajes de noche muy hermosos e incluso, modelos de alta costura. Yo siempre insistía en ayudarla y así aprendí a coserme mi propia ropa. (Lorrinn Philipson, Fascinación, 1978, p. 44-45). Continuará.

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