Jefferson fue el tercer presidente de los Estados Unidos de América, pero su accionar para forjar la nación fue imprescindible

Cuando vi el Monte Rushmore quedé sumamente impresionado y aunque le pregunté a la señora que vigilaba la entrada del parque, no conseguí saber nada. Lo más probable es que mi inglés de Inglaterra con acento cibaeño impidiera llenar mis curiosidades.

¿A quién se le ocurrió hacer aquella gigantesca obra de arte? Eso mismo me preguntó Kristine Nilssen de Suecia y Martine la francesita, acompañantes en nuestra ruta como estudiantes becados por el AFS (American Field Service) hacia California.

El Mount Rushmore es en realidad el Black Hill donde se refugió un batallón que después de cuquiar a los indios, salieron en desbandada hasta esa colina, aunque en vano.

En 1868 el Gobierno y los indios habían firmado un tratado para que los territorios al oeste del Missouri no fueran invadidos. Esa era la Great Sioux Reservation que dejó de serlo cuando se corrió el rumor de que allí había oro. El primero en invadir fue el propio general Custer de la 7ª. Caballería y allí se dio la batalla de the Little bighorn que contaba con 208 oficiales y soldados, más 142 conducidos por Reno, ciento y pico a las órdenes de Benteen, 50 del capitán McDougall y 84 soldados bajo las órdenes de Mathey del lado del General Custer, los que perecieron todos bajo el ataque de más de 1800 bravos bajo la dirección de Crazy Horse y Sitting Bull.

Un abogado viajero, sin ninguna importancia, pasó por el lugar y al no recibir respuesta sobre el nombre de la loma rocosa les dijo que no importaba, que “de ahora en adelante se llamará Rushmore”, su apellido. Lo insólito, como para que lo reseñe Robert Ripley en su “Believe or not”, es que el trabajo titánico que le llevó a John Gutzon Borglum desde el 4 de octubre de 1927 al final de sus días en 1941, no sea lo que identificara el cuarteto de esculturas que hizo.

La idea final que se aceptó fue la propuesta por el historiador Doane Robinson en 1923. Desde mucho antes se pretendía hacer un monumento de esa talla a Washington y a Lincoln. Cuando se aprobó el monumento tardó en arrancar por un inconveniente de mucha importancia. El escultor elegido había ingresado justamente ese año como uno de los seis caballeros del Imperial Koullium del desacreditado Ku Klux Klan. Gutzon logró unas cuantas maniobras entre las que se cuenta la realización de algunas esculturas de Lincoln, el padre de la abolición de la esclavitud, para presentarse como candidato a la obra.

Aunque Gutzon había estudiado en el San Francisco Art Institut, esta no era una gran escuela de arte para esa época. Su formación en París, en la prestigiosa Academia Julián, por donde pasaron muchos grandes maestros de la historia del arte, sí le dio las herramientas como para aceptar y lograr el desafío del Rushmore. El escultor hizo intentos de incluir al General Robert Lee quien fue el derrotado en la Guerra de Secesión por el Norte al mando de Ulises Grant. Al final se acordó esculpir cuatro cabezas sin Lee: Washington, Lincoln, Jefferson y Roosevelt. Washington es considerado el padre de la Patria Americana luego de independizarse de Inglaterra y quien inició la nación en sus 13 colonias al este del continente. Fue el primer presidente coincidiendo con la fecha de la Revolución Francesa de la que se inspiraron con la influencia del General Thomas Jefferson, otra de las cabezas de la escultura. Washington duró del 1789 al 89 y aunque tuvo como vicepresidente a John Adams, que luego se convirtió en su sucesor, este no aparece en la obra. Jefferson fue el tercer presidente, pero su accionar para forjar la nación fue imprescindible. Lincoln fue el presidente de la unidad cuando los grandes propietarios de fincas del sur, repletas de esclavos, se negaron a que se les liberara y querían separar los estados sureños.

Roosevely, Roosevely y Washington.

Lincoln dirigió el proceso con el apoyo de Grant al frente del Ejército. Fue Presidente en el mismo período en que los españoles, solicitados por Santana, dirigieron este país anexado (1861-1865).

Theodore Roosevelt es quien une el este con el oeste y extermina los indios. Quedaron los “token” o muestrarios en las reservas porque su lema era “un indio es bueno si está muerto”, el mismo lema del Ku Klux Klan con los negros. El mismo con los “árabes terroristas” como pretexto para las guerras de Irak, Libia, Siria, Irán y Gaza.

El equipo de Gutzon era de alrededor de 400 trabajadores. Las explosiones con dinamita despertaron a todos los habitantes de Dakota del Sur cuando Gutzon empezó a eliminar protuberancias que le hubiesen tomado años con el taladro eléctrico que logró subir a los andamios. Duró 14 años taladrando, dinamitando y alisando superficies.

El ojo de Washington mide 3.4 metros a lo horizontal y la boca 5.5. para realizarla se basó en las pinturas de Gilbert Stuart al igual que para la de Jefferson.

Mount Rushmore.

La más grande escultura que tenemos en el país es la realizada por el escultor norteamericano Robert Russin colocada a la entrada este de la Capital y a unos dos minutos antes de cruzar el Puente si no hay tapones. No es más grande que la nariz de cualquiera de los cuatro.

Para la cabeza de Lincoln, Gutzon se basó en las fotografías de Mathew Brady, las mismas que utilizó el escultor Daniel Chester French para realizar la otra gran escultura del Presidente, ubicada en su Memorial de Washington, D.C.

Tanto en la inauguración del Memorial a Lincoln (1922) como en la inauguración de los trabajos del Monte Rushmore, estuvo presente el hijo de Lincoln, Robert Todd.

Para ejecutar la cabeza de Roosevelt, había fotos suficientes, pero le sirvieron más las de Edward Curtis quien se especializó en dejar una memoria fotográfica de los últimos jefes indios y de sus verdugos.
La obra fue concluida al mismo tiempo que cuando los sístoles y diástoles se le terminaron al escultor en el 1941.

Una vez más el aporte de Francia a la cultura de los Estados Unidos hizo presencia en esta obra. Gutzon conoció a Auguste Rodin en París y decía que este le había dado la fuerza final para decidirse por la escultura y no por la pintura.

General George Custer, Crazy Horse y Jefferson.

La estatua de la Libertad de Frédéric Bartholdi es el otro gran aporte de los franceses.

A 25 kilómetros al oeste de South Dakota se puede visitar el Crazy Horse Memorial, una escultura mayor en las montañas que honra al jefe indio. El monumento fue creado por Korczak Ziolkowski uno de los escultores que trabajó en el Rushmore. La cara de Caballo Loco mide alrededor de 9 pisos de un edificio normal y fue construido sin un centavo del gobierno norteamericano. La intención del jefe indio, que la encargó Oso Parado, fue recordar los miles de indios muertos y a uno de sus jefes más significativo.

Ambas obras son el producto del conocimiento artístico de los dos escultores que la crearon. Es una prueba latente de que para realizar una obra de arte se requiere de formación porque cualquier gallo loco, privando en artista, no hubiera podido realizar esta inmensa obra. No es lo mismo hacer un trabajo de esta envergadura que presentar gomas viejas de carro en el piso como una gran manifestación del arte contemporáneo.

Una y otra vez, hay que insistir para denunciar a los charlatanes que al final quedarán desnudos y como ratones que fueron los únicos que salieron corriendo el 31 de octubre de 1941 cuando fue inaugurada. Esos son los ratones que pululan los espacios artísticos y museos de hoy huidos al oír los fuegos artificiales que la daba a conocer oficialmente como obra monumental y producto de la creatividad humana.

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