Sentarse a conversar con Trinidad Santos es todo un deleite desde el por la precisión con que cuenta los detalles de su historia, la misma que el pasado mes de abril arribó a un siglo. Balanceándose todas las tardes en su mecedora blanca en la galería de su hogar, saludando a sus vecinos y con su perro postrado a sus pies es vista día tras día doña Trina, como le conocen en su ciudad natal, Cotuí. Siempre fue amante de las manualidades, aprendiendo desde muy temprana edad a coser y hacer diferentes artículos con su máquina. A sus 100 años, se siente muy orgullosa de su historia y lo que ha creado. Entiende que “Dios me ha protegido porque me mantiene en óptimas condiciones hasta el momento, sin ninguna tipo de padecimiento”.

¿De qué forma nace en usted la confección de muñecas de trapo?
De manera inicial cosía vestidos para mis hijas, pero al pasar el tiempo coser de manera permanente fue ampliando mi creatividad hasta que comencé hacer muñecas. Nunca tuve una maestra que me enseñara a confeccionarlas. Una noche estaba en mi habitación y se me ocurrió comenzar hacer una muñeca con pedazos de tela que tenía y como se me daba bien cualquier manualidad me puse a hacerla y ese día hice mi primera muñeca de trapo.

¿Cuál es el proceso de elaboración de las muñecas de trapo?
El proceso para la confección de una muñeca es muy simple. Lo primero es marcar y cortar la tela, después hacer la cara, seguido del bordado de los ojos, boca y nariz. Luego se procede a elaborar los brazos, pies y el torso. Cuando ya el cuerpo está listo se rellena con algodón sintético, algo que anteriormente se hacía con colcha. Ya la muñeca casi armada, se le coloca hilo de lana que funge como trenzas y finalmente se le pone el vestido y el sombrero. La ropa irá dependiendo la caracterización de las muñecas; niñas o cocineras. El tiempo para hacerlas es muy breve, si estoy de ánimo puede hacer hasta tres en un día. Además, elaboro agujas y piezas para la cocina en forma de loro y palomas.

¿Qué pasó con las primeras muñecas que confeccionó?
Las primeras muñecas fueron regalos que obsequiaba a las hijas de amigas, vecinas y relacionados. Pero poco a poco ese entretenimiento fue cautivando a todo el que conocía de mi talento y mi arte, entonces se fue expandiendo por todo el municipio de Cotuí.

¿Cuáles son los rasgos peculiares de sus muñecas de trapo?
Las muñecas de trapo, este tradicional juguete es elaborado con rasgos peculiares de la República Dominicana. Es considerado parte de nuestra identidad cultural y se ha convertido en una pieza artística que recoge la creatividad popular del pueblo dominicano. Ya cumplí 40 años que las fabrico. Cuando enviudé, quedé a cargo de la crianza de mis ocho hijos quienes, desde la muerte de su padre fueron mi principal motivo de vida. En busca de superación personal, una de mis hijas se trasladó a Santo Domingo, donde por instrucciones mías empezó también a confeccionar muñecas logrando altas ventas.

¿Tengo entendido que también imparte cursos de manualidades. Qué la motivó?
Cuando murió mi esposo, ansiaba encontrar alguna forma para producir recursos económicos para sustentar a mi familia. A finales de los años 70, recibí una llamada del entonces administrador de la Plaza Artesanal de Cotuí Antonio de Jesús Cassó, quien me pidió que impartiera cursos de manualidades. De inmediato acepté y con un grupo de 10 mujeres inicié mi primer curso de muñecas de trapo. Me puse a enseñar a esas muchachas hacer muñecas y el entusiasmo que ellas tenían era tan grande, que se me transmitió a mí también. Sólo esperaba terminar de cocinar para de una vez irme a dar mis clases y regresaba a la casa a las 5 de la tarde. El auge de las piezas fue aumentando hasta que decidí tomar con mayor carácter mi talento y dedicarme a las ventas. Para esa época en la plaza hacíamos feria artesanal, comercializábamos los artículos que allí fabricábamos, además de que teníamos un espacio habilitado de manera permanente para vender las muñecas.

¿Recuerda la primera muñeca que vendió en la feria?
La primera muñeca que vendí fue a una vecina, ella me la compró de inmediato por 20 pesos. Además, viajaba a Santo Domingo una o dos veces al mes para comprar tela para los vestidos, colcha para el relleno, entre otros materiales.

¿Cuál ha sido su mayor satisfacción en la enseñanza de manualidades?
La mayor satisfacción que me provocaba enseñar era ayudar a más mujeres a adquirir conocimientos para poder trabajar y llevar una vida más productiva. Además, me generaba gran entusiasmo porque más que un trabajo, lo veía como un pasatiempo. Luego de cinco años enseñando a decenas de mujeres cotuisanas a elaborar muñecas, la administración de la plaza me informó que las clases no seguirían repartiéndose. Esa decisión me impulsó a poner mi propio negocio. Al principio no sabía qué hacer porque estaba muy triste, pero después en una esquina de la casa puse mi máquina y me dediqué a coser vestidos para las damas de Cotuí y hacer muñecas, entonces me llegaban pedidos. Durante varios años supe vivir de la venta de las muñecas que me pedían en Cotuí, Santo Domingo y hasta fuera del país.

¿Qué siente cada vez que termina una muñeca?
Me siento tan bien cuando la estoy haciendo una muñeca, que después que la termino no la quiero vender porque son tan bonitas que parecen hijas mías. Las hago con la ilusión de que la niña a quien se la regalen la adore y la disfrute igual que yo. A mis 100 años de edad aún continúo con la confección de muñecas de trapo, yo sola las marco, las corto, las bordo y relleno cada cuerpecito. Esas muñecas son vendidas actualmente en una tienda de dulces criollos que posee una de mis hijas. Uno de mis grandes deseos es poder seguir enseñando a más mujeres a hacer muñecas de trapo para mantener viva la tradición y que las futuras generaciones puedan disfrutar de ese arte que se hace a mano con tanto amor y cariño.

Cultura
Las muñecas de trapo es un juguete elaborado con rasgos peculiares de la República Dominicana y es considerada parte de nuestra identidad cultural”.

Aspiración
Uno de mis grandes deseos es poder seguir enseñando a más mujeres a hacer muñecas de trapo para mantener viva la tradición”.

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