Pedro Espinal escribe tanto para el género lírico como para el narrativo, pero también poesía y relatos cuando le cautiva una historia o un suceso, puede ser de la realidad, que lo lleve a los “laberintos de la imaginación creativa”. El también empresario siempre ha estado vinculado a las organizaciones de desarrollo agropecuarias y culturales, pues como hijo del fenecido poeta popular Josián Espinal, creció viendo a su progenitor recitar, de memoria sus décimas y versos. “Mi padre fue un poeta y decimero popular, siendo un simple cultivador de la tierra incursionó muy precoz en el arte de cultivar versos. Él lo llevaba en las venas, lo de él era como un torrente”, indicó Espinal, quien aseguró que en su caso “podría decir que lo llevo por lo menos en los capilares, como parte de su herencia”.
Agrónomo de profesión, ¿cómo nace su gusto por las letras?
Soy del campo y me despertó la razón viendo cultivar la tierra. La vida me llevó al mundo agroempresarial. El gusto por las letras me viene, más bien, porque aun siendo empresario me considero más verbal que numérico, tengo esa proclividad. Pero al fin de cuentas, soy un simple aficionado de este arte. Hay que sumarle a eso las influencias, pues mi padre, Josián Espinal, fue un poeta y decimero popular, que siendo un simple cultivador de la tierra incursionó muy precoz en el arte de cultivar versos. Él lo llevaba en las venas, lo de él era como un torrente y en mi caso podría decir que lo llevo por lo menos en los capilares, como parte de su herencia. Me he llegado a creer un nativo poético, aún no haya cultivado este arte como tal, porque crecí viendo a mi padre recitar, de memoria, sus décimas y versos; además, siendo parte activa de la comunidad cultural.
¿En su faceta de escritor, qué es lo más satisfactorio?
Precisamente, cuando entro en la dimensión casi espiritual donde se está al borde del roce de las musas, esas que te entregan danzando los versos con los cuales tingla un poema. También cuando ya teniendo la idea de un relato a escribir, alcanzo la conexión que hace fluir la historia y van apareciendo los matices de los personajes, hasta concluir la obra. Y cuando publico un trabajo, más que todo, siento la alegría de ofrendar con amor algo de mí a la comunidad cultural.
¿Cuál considera que ha sido su mejor libro, suponiendo que tuviese que elegir uno?
Tengo que hablar de dos, que son compilaciones que recogen parte de la obra de mi padre, en especial de sus últimos 30 años de creación. Uno de ellos es “El olor de mi campiña” en 2010, con el cual cumplí un gran anhelo de hacerle un tributo que quedara para la posterioridad. El otro es “La vaquita de Emiliano y otros versos” en 2017. De mi autoría, el primero es el poemario “La voz que han visto mis ojos”, publicado en 2018 y el segundo es el libro de cuentos “Puyalejos y otros relatos”, que publiqué en 2019.
¿Dónde termina un escritor y comienzan a vivir sus personajes?
El escritor al fin de cuentas es quien tiene la paternidad del personaje, nace de su mente creadora y por consiguiente lleva su ADN. Pero el personaje adquiere su propia forma, aparece con sus emociones y caprichos, como toda criatura puede llegar a tener su autonomía.
¿Qué es lo mejor que le puede suceder a un escritor durante su jornada de trabajo?
Lo mejor es la conexión con la creatividad. Lograr ese momento de fascinación que da producir, poco o mucho, la parte de una obra donde tu ser se siente convocado, comprometido a hacerlo sin remedios y desde tus limitaciones sientes que has dado lo mejor de ti.
¿La cultura puede aportar algo a los cambios que viven las sociedades?
La cultura es parte esencial de la sociedad, manifiesta lo que es la sociedad en sí. Es decir, que hay una simbiosis como tal. De modo que la cultura, en sus diferentes manifestaciones ha sido, es y será un motor generador de cambios en la sociedad. Claro, ha habido momentos y circunstancias donde ésta se convierte, prácticamente en el epicentro de los cambios.
¿Qué haría si pudiera cambiar algo en apoyo para los nuevos escritores?
Más que todo reforzar lo que se hace bien y además generar más oportunidades para quienes tienen vocación y talento. Considero que se debe empezar con los niños y adolescentes, fomentando la vocación y el amor por las letras. Descubrir en los espacios de las escuelas públicas y colegios privados esas vacaciones y encausarlas. Para los nuevos escritores dar más oportunidades para la formación con talleres, becas… Que pueda sacarse lo mejor del talento.
¿Influyen las creencias políticas, sociales y filosóficas en el éxito o fracaso de la una obra?
Desde mi punto de vista esas creencias te dan el sostén, la convicción de lo que haces y que por consiguiente se reflejan en tus creatividades. Considero que una obra porta en su esencia ideas, visiones y hasta posiciones, y su empatía o no va a depender de las ideas o intereses de la comunidad que la reciba.
¿Qué tanto beneficia a la producción literaria que el gobierno se interese en la industria cultural?
Mucho, como decía anteriormente. El Estado en su rol moderno de ente facilitador puede hacer grandes cosas. Sobre todo cuando se apuesta a la libertad creadora.
¿Algún género literario que quiera experimentar y no se ha atrevido?
Un próximo paso que me siento llamado a dar sería dentro del mismo género narrativo. Me gustaría escribir novelas, me ronda esa idea, me provoca, es un imán que me atrae.
¿Un escritor puede vivir de la literatura?
En este caso me gusta más el concepto de vivir para la literatura y que lo demás venga por añadidura. Así se preserva la esencia del arte y de por sí es la real dinámica virtuosa de la vida. En nuestro país, por ser pequeño y no tener un desarrollo como tal se hace más difícil. Aunque ya no tenemos fronteras. Pero en definitiva, si se toma como un emprendimiento lo que se vale es soñar, creer en lo soñado y hacer lo que hay que hacer para lograrlo.
¿Qué consejos daría a los jóvenes escritores?
Que no paren de soñar. Que su gran sueño sea convertirlo en realizaciones. Que escribir es un arte hermoso, te conviertes en un creador. Para hacerlo hay que forjar la voluntad, que te lleva a crear los hábitos y la disciplina necesaria para convertirte primero en un apasionado lector y por consiguiente ese escritor que debe estar claro que su trabajo es sentarse en la silla a dar lo mejor de sí, a realizar su tarea: Escribir.
Opinión
El escritor al fin de cuentas es quien tiene la paternidad del personaje, nace de su mente creadora y por consiguiente lleva su ADN”.
Consideración
La cultura, en sus diferentes manifestaciones ha sido, es y será un motor generador de cambios en la sociedad”.