En mayo del 1927 la noticia médica más relevante fue la apoteosis del Dr. Luis Manuel Betances. La revista Tribuna Médica dedica 20 páginas a su relato. El Dr. Betances falleció en París en diciembre del 1926. Le dedicaron sentidos artículos los Dres. Heriberto Pieter, José D. Alfonseca, Fabio Mota, Carlos Larrazabal, entre otros. Sus restos fueron recibidos a tempranas horas de la mañana del día 21 de mayo en el muelle de Santo Domingo en el vapor holandés Bacchus. Le recibieron sus familiares y amigos y una comisión médica integrada por los Dres. Rodríguez Oca y Heriberto Valdez. Con respeto y despacio el cortejo fúnebre se dirigió a la Biblioteca Municipal en donde se instaló la capilla ardiente. El relato de Tribuna Médica señala la gran cantidad de coronas que se recibieron como la del presidente de la República, la de la Universidad de Santo Domingo y de muchos de sus amigos y relacionados. A las 3:30 de la tarde pronunció un discurso el Dr. José Dolores Alfonseca y a las 4 de la tarde se inició el traslado a la Iglesia de Regina Angelorum. En esa iglesia se rezó un responso por el Arzobispo Mons. De Mena. El cortejo luego se dirigió por la calle Sánchez a la Universidad en donde pronunció un discurso el Dr. Fernando A. Defillo. Luego por la calle Mercedes hacia la Independencia se llegó al Cementerio, y allí el último discurso fue pronunciado por el Dr. Luis Eduardo Aybar.

Los servicios médicos estaban organizados en la Secretaría de Estado de Sanidad y Beneficencia que contaba en su personal con el secretario, un subsecretario, un inspector general de Hospitales, un oficial mayor, un contable, un inspector de Drogas y Alimentos, un jefe de la División de Estadística, un jefe de la División de Ingeniería Sanitaria, un abogado consultor y personal auxiliar como taquígrafos, mensajeros y archivistas. La Secretaría supervisaba en todo el país a los oficiales de Sanidad de los Distritos Sanitarios, a los oficiales Comunales. De igual forma dependía de la Secretaria los hospitales, asilos, el Laboratorio Nacional, los orfelinatos, los leprocomios, el Sanatorio Antituberculoso y las salas de Socorro.

En junio del 1927 nos visitó el Cirujano Puertorriqueño López Antón, quien compartió con los colegas dominicanos. Esa situación era habitual ya que existía un tráfico fluido de profesionales de la Medicina de Puerto Rico y Cuba que ofrecían servicios médicos en el país. El Dr. F.A. Defilló viajó a Francia para un viaje de estudios y quedó al frente del Laboratorio Nacional el Dr. Carlos Regús. También en San Pedro de Macoris el Dr. Kulmel, del Instituto de Enfermedades tropicales de Hamburgo, Alemania realizó trabajos clínicos y de investigación en el Hospital San Antonio. De igual forma en ese mes de Junio se abrió un centro reformatorio para mujeres a cuyo cargo estaba la Dra. Armida García de Contreras, una de nuestras primeras médicos. En julio del 1927 la revista Tribuna Médica alertaba ante la gran cantidad de médicos que existía en el país. Existían 160 médicos y se estaban formando 50 en el extranjero, lo que a juicio del editorialista era motivo de gran preocupación. Además de esos médicos solamente 88 pertenecían a la Asociación Médica Dominicana, que hacía esfuerzos para que todos los médicos se integraran a la organización.

Para intentar mejorar los servicios de enfermería se inició en el Hospital Padre Billini una escuela con una enfermera contratada en los Estados Unidos. También en el mes de octubre y a sugerencia de la Asociación Medica Dominicana se iniciaron los cursos de Biología en la Escuela Normal Superior.

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