Pocos meses después de ingresar al Laboratorio Municipal de la Ciudad de Santo Domingo, algunos de nosotros, pienso en Raf. Ernesto Valverde G., ya dominábamos los métodos corrientes de análisis de leche, que se hacían diariamente. La densidad, medida con el lactosímetro de Quervene, no debía bajar de 1029. Una cifra menor indica adición de agua. La cantidad de grasa de leche no debía bajar de 3 gramos por 100. Una cifra menor, indica descremado.

El extracto seco a 100º C debía dar no menos de 12 gramos por 100. Restando de 12 gramos del extracto seco los 3 de grasa, quedan 9. Esta cifra constante sirve para evaluar la cantidad de agua agregada en caso de adulteración. La fórmula es de Gerald, del Laboratorio Municipal de París. Recuerdo esto por que es el caso más corriente de adulteración de la leche.

La grasa se determinaba, con cierta facilidad, por el método del ácido sulfúrico concentrado seguido de centrifugación (¡lo hacíamos a mano!) en tubos especiales de Bacock que dan una lectura directa.

Aprendimos prontamente los métodos de preparación para el microscopio. El laboratorio tenía un stativ vla, (antiguo Vérik), modelo francés ¡Era de la marca del que usaba Pasteur! Con lente de inmersión homogénea 1/12-1.30. Las coloraciones simples se hacían con azul de metileno. Para teñir las preparaciones de sangre, usábamos el Romanowski.

Al Dr. Defilló le gustaba el Jenner: era muy rápido y efectivo.

Amadeo Báez era un técnico experto para la época. Personalmente tenía un trato inigualable, tacto social natural, aunque venía de un ambiente modesto pero honrado: su padre era cartero. Conocí después al resto de su familia.

Me cuesta describir el local del laboratorio. Ocupaba tres habitaciones; la sala principal de trabajo, la cual tenía acceso a la del director de un lado, y de esta a la terraza que servía de desahogo; la otra sala era pequeña, en la cual estaba el material de laboratorio, comprado por el Dr. Luis E. Betances, nuestro ilustre bacteriólogo, quién había marchado para París. No estaba en uso por que se esperaban “mejores tiempos” para poder abrir la sección de bacteriología, prevista en el reglamento del laboratorio. El Dr. Defilló pensaba que quizá se podían conseguir los servicios del Dr. S.B. Gautier, con tal propósito; sin embargo eso no pasaba de ser un pensamiento y buenos deseos.

En la oficina del director había un mueble que servía de escritorio y librero. Los libros eran pocos pero buenos y útiles, que es lo mismo. En la parte del librero se conservaba el libro de orden de los análisis, donde se inscribían los datos necesarios y además otro libro, donde se copiaban las cartas oficiales al Ayuntamiento y a otras oficinas.

Como a la sazón el Dr. Defilló era presidente de Juro Médico, sé que otros dos libros servían respectivamente, uno para inscribir los certificados expedidos por el Juro y las actas de las sesiones de esa junta (un médico, un farmacéutico, un dentista y un secretario); en otro libro se llevaba la contabilidad. Los dineros procedían de los certificados de autorización para el ejercicio profesional, lo mismo que de los patentizados, ó medicamentos que se inventaban en el país para el tratamiento de los enfermos.

En el mismo armarito había un frasco grande de conserva, de vidrio transparente del tipo de los que se usaban antiguamente en las farmacias para los extractos vegetales (quina, cola, colombro, etc.). También venían de Europa frutas en conservas ó confituras, como las ciruelas pasas y otras. Sería como de un galón de capacidad; el contenido era un feto bicéfalo, montado en una tablilla ad-hoc y que estaba suturado por el tórax y abdomen.

Tengo un parecer especial acerca de esta curiosa pieza. Nadie sabía su historia… La misma conserva creo que desapareció con los muebles y libros de la rica biblioteca del Dr. Defilló, en el año 1930, con el “ciclón de San Zenón” del 3 de Septiembre 1930. Un líquido semejante al vino blanco, llenaba parcialmente el frasco de ancha boca. Un tapón de corcho cerraba herméticamente la conserva. El autor de esta narración se encontraba en Europa, en viaje de estudio, para el 3 de Septiembre 1930, lo mismo que el Dr. Defilló.

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