M.A. María de las Nieves Fals Fors
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Los temas relacionados con la identidad cultural son sumamente significativos, pero para profundizar en ellos, se hace necesario analizar en detalle el origen y significado del concepto de identidad.
Las primeras aproximaciones en cuanto al estudio de la identidad se sitúan dentro del contexto de la psicología científica y del psicoanálisis de Freud, relacionadas con la búsqueda del sentido del yo individual. Este concepto también es tratado en trabajos de Erick Erickson y Abraham Maslow.
Carlos Andújar, estudioso del tema de la identidad cultural dominicana, define el concepto de identidad de la siguiente manera: “El conjunto de valores tanto sociales como culturales, que se van forjando a través del tiempo y constituyen un soporte en la memoria social de los seres humanos que forman una colectividad y un sentido de pertenencia” (2004, p. 19). Ve así la identidad como un conjunto de identidades que evolucionan en el tiempo de acuerdo con las circunstancias, entre ellas las relaciones interétnicas.
José Luis Sáez en su libro “Apuntes para la historia de la cultura dominicana”, vincula cultura con identidad, y expresa: “La cultura constituye la identidad de los pueblos. Ese proceso en el que se entretejen tradición y creatividad para ir conformando ese complejo de ideas, comportamientos, objetos, estructuras, valores que sirven de mapa en el andar de la vida social va creando la identidad colectiva”. (1997, p. 9).
Sáez considera la identidad de los pueblos como algo plural que “refleja el mestizaje que se ha ido dando en contacto y relación con otros pueblos” y establece: “Mientras el pueblo vive, la cultura está cambiándose, recreándose”. (1997, p.9)
Celeste Woss y Gil (1891-1985), maestra formadora de generaciones de artistas, se interesó por la representación de la belleza femenina mestiza desnuda, del campesino que masca o fuma andullo, del racimo de rulos que pende de una soga. Una de sus obras es Desnudo femenino (1945) donde una mujer dominicana de mediana edad es captada en toda su dignidad, sensualidad y belleza.
Una obra sumamente interesante que refleja la identidad caribeña es El velorio (1893) del artista puertorriqueño Francisco Oller, quien representó en ella un baquiní, un niño pequeño fallecido, que reposa sobre la mesa principal vestido de blanco, rodeado de familiares y conocidos, entre ellos un sacerdote, un viejo, un hombre que bebe, otro que toca la guitarra, un niño y perros que juegan despreocupados. Representa así las creencias sincréticas que consideran que los niños al morir se convierten en ángeles que protegen desde el cielo a los que los amaron.
Este cuadro está cargado de ironías y de crítica social, la madre aparece con una sonrisa forzada cargada de dolor y resignación, un cerdo en puya corona la escena y el único que presta atención al niño y lo mira con ternura es el anciano negro. Este mismo tema del baquiní lo trabajó Jaime Colson en su obra Baquiní y la ciguapa de Camú (1949) que es un gouache sobre papel de 50 X32.5 cm pintado por Colson en Barcelona, en un período en que comienza a acercarse de manera más profunda a la temática y a la representación artística de influencia afrodiaspórica. En esta obra se observa la influencia surrealista, expresionista y un fuerte simbolismo mágico.
En ella aparece una ciguapa con cuernos y larguísimas uñas, que según las creencias populares dominicanas es el personaje mítico de una india con los pies hacia atrás. Se representa además en primer plano a una mujer musculosa, semi arrodillada delante del cuerpo sedente de una figura adolescente, de cuyo vientre sale una raíz recién nacida. Esta obra constituye una reinterpretación artística de un tema, donde se reflejan “fuerzas”, las energías del polvo de la tierra y del poder del viento, de la sangre, del cosmos.
Los artistas cubanos también trabajaron temas identitarios, es el caso de Wifredo Lam (1902-1982). Este destacado artista plástico nació en Sagua la Grande. Estuvo desde niño influenciado con el mundo mítico que le transmitió su abuela, practicante de la Regla de Ocha, o Santería.
Su padre era chino y su madre una mulata cubana, por tanto, su propio ser es un ejemplo de hibridez étnica y cultural. Vivió importantes etapas de su vida en España y Francia y estuvo directamente vinculado con el movimiento surrealista. Su obra más representativa es La Jungla (1943) donde concilia la representación de un cañaveral con la de los orichas, unidos a través de una intrincada composición donde se rompe la relación fondo figura. Fue pintada originalmente en gouache sobre papel de empapelar y posteriormente montada sobre lienzo.
Otro creador enamorado del trópico, de su naturaleza, fuerza, calidez y exuberancia fue el catalán José Gausachs (1889-1959) quien se adentró en la cosmogonía y los misterios ancestrales de Las Antillas. Fundó en 1954 el grupo Los cuatro, junto con Jaime Colson y sus discípulos Clara Ledesma y Gilberto Hernández Ortega, interesados por reflejar en su arte lo identitario.
Su obra Bosque Mágico (1955), pertenece a la serie Manigua Party. Fue lograda en base a una monocromía de verdes, que van desde ciertas tonalidades claras hasta las más oscuras, en ella predomina un formato vertical y fue realizada con la técnica del óleo sobre cartón.
En esta pintura las figuras sugieren siluetas de plantas o seres humanos, cuyos senos y glúteos, brazos, piernas y una mano se entremezclan. Al mismo tiempo, se adivina en lo complejo de su composición un rostro de perfil que puede expresar la energía vital de ese bosque, de ese monte lleno de fuerzas y entidades.
Un artista dominicano en plena vigencia, nacido en 1950, es Geo Ripley, que ha hecho estudios antropológicos sobre el patrimonio material e inmaterial de las culturas caribeñas, africanas y latinoamericanas. En sus obras, integra con gran originalidad elementos heredados de la mitología taína como el trigonolito, representación de “Yukahú Baguá Maorokoti”, diferentes advocaciones de la Virgen, los textiles de Malí, la arena, el polvo de su taller, en un “todo mezclado” al que una vez hizo referencia poética el cubano Nicolás Guillén en su Son entero (1947). El arte de Geo Ripley es un ejemplo de hibridez, fuerza espiritual y expresiva.
Referencias:
Andújar, C. (2004). Identidad cultural y religiosidad popular. Letra Gráfica.
Oller, F. (1893). El Velorio [formato jpg]. Fotografía de Rafael Marrero. Colección Geoisla. https://www.geoisla.com/2018/10/el-velorio-francisco-oller-c-1893/
Sáez, J. (1999). Apuntes para la historia de la cultura dominicana. Editorial BÚHO.l
Centro estudios caribeños. PUCMM. Programa: Estancia de Doctorado en Ciencias Humanísticas de la Universidad de Oviedo.