A pesar de no ser tan conocida internacionalmente como la de algunos de sus países vecinos, la gastronomía filipina tiene su encanto. Cabe destacar que como en la mayoría de las ciudades asiáticas, el alimento básico que más se utiliza es el arroz, el cual suele prepararse al vapor y se sirve en las comidas principales, junto con todo tipo de carnes, pescados o mariscos.

Entre las comidas más representativas de Filipinas está la paella, inspirada en la receta española, pero con un toque muy particular; asimismo, el pancit malabo, que aunque puede sufrir variaciones de acuerdo al gusto del filipino que lo prepare, conserva su sabor nativo, y el inangag o arroz frito, un plato muy peculiar que se suele comer en el desayuno.

¡Y qué decir del adobo!. Para muchos, sinónimo de la cocina filipina. Este plato es definido como un estofado exquisito en el que se utiliza, principalmente, salsa de soja, laurel y pimienta, además de un chorrito de vinagre. Mientras que para muchos el plato estrella es la carne adobada, con un acompañamiento de arroz.

Para los más golosos, nada como los dulces hechos con arroz, leche de coco, huevos y azúcar. Entre las frutas más consumidas en este país asiático se encuentran la papaya, el mango, la piña, el kalimansi y el pomelo. Los filipinos son fanáticos de las meriendas, es por ello que están acostumbrados a “picar”, es decir, les gusta comer entre comidas. Ellos consumen dos meriendas al día, una por la mañana y otra por la tarde, en la que eligen entre una gran variedad de platillos tanto dulces como salados para degustar.

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