La capital de Santo Domingo se llenó de violencia y la sangre derramada de varios jóvenes corría por las calles, dejando una estela de luto y dolor por doquier

A propósito de celebrarse este pasado jueves 18 de febrero el Día Nacional del Estudiante, traemos la reseña histórica de un hecho que conmocionó al pueblo dominicano por tan vil muerte que recibieron un grupo estudiantil que se manifestaba en las afueras del Palacio Nacional, a quienes la Policía disolvió con disparos y bombas de gases lacrimógenas, donde sus vidas y sueños fueron arrebatados en tan solo minutos, como si fueran animales…

Era la mañana del 9 de febrero de 1966, cuando un grupo de jóvenes de diferentes edades pertenecientes a las asociaciones estudiantiles de los liceos públicos liderados por la Unión de Estudiantes Revolucionarios (UER) y la Juventud Social Cristiana (JCR) en conjunto con la Federación de Estudiantes Dominicanos (FED), realizaron una marcha hacia el Palacio Nacional en demanda de la reanudación de los pagos a la Universidad Autónoma de Santo Domingo UASD, para su correcto funcionamiento, debido a que el Gobierno Provisional había suprimido el financiamiento a la universidad desde hacía varios meses para investigar acusaciones de malversación de fondos.
Esa acusación fue hecha por miembros de un Consejo Universitario provisional de tendencia rebelde, que asumió el control de la entidad estatal. La manifestación estudiantil fue organizada por la FED, agrupación que exigía, además, el retiro de las tropas norteamericanas que se encontraban en suelo dominicano.

Mientras el colectivo estudiantil se manifestaba en las afueras del Palacio Presidencial, una delegación de estudiantes universitarios integrada por Amín Abel Hasbún, Romeo Llinás, Carlos J. Dore, José Sosa, Diómedes Mercedes, Gustavo González, Luis Ernesto Brea, Jimmy Sierra y Jorge Mora, de la FED; y en representación de la UER, estaban Pachín Díaz, Juan B Rodriguez y por la JRC, Jacobo Valdez, Juan Barón Fajardo y Miguel Gómez, se encontraban en el Palacio intentando gestionar una entrevista con el presidente provisional, Héctor García Godoy, con el fin de exponerle el problema de la universidad. Sin embargo, no pudieron lograr su objetivo, ya que el mandatario no acudió a su despacho ese día. La comitiva fue recibida por el secretario administrativo de la Presidencia, Jaime Manuel Fernández, quien les comunicó que él los atendería en nombre del Presidente, por lo que la delegación se rehusó y decidió que los estudiantes se iban a quedar en las escalinatas a esperar a que llegara García Godoy.

Al recibir la noticia de la usencia del mandatario, se designó a Romeo Llinás para que informara a los estudiantes lo que acontecía en el Palacio y que se dispersaran, ya que solo la comisión se quedaría a esperar al Presidente, sin embargo, cuando Llinás se dirigía a la verja que está en la calle Doctor Báez esquina Moisés García, frente a la entrada principal del Palacio, un policía lo empujó y cayó al suelo, y de inmediato varios estudiantes fueron a socorrerlo, y esto dio inicio al ametrallamiento en contra de los indefensos estudiantes, según una nota periodística del archivo OGM.

“Todo empezó cuando el estudiante Romeo Llinás, subsecretario de la FED, se disponía a indicar a la multitud que se dispersara, ya que solo la comisión de estudiantes permanecería en Palacio para hablar con el presidente provisional de la República. Cuando Llinás iba a comenzar a hablar fue empujado por un policía que estaba detrás de él y eso dio inicio a que comenzaran los disparos con distintas clases de armas”, dijo textualmente Amín Abel Hasbún, secretario general del comité provisional de la FED, quien dio declaraciones de los hechos en rueda de prensa, según una publicación del10 de febrero en un diario de circulación nacional.

Ese acto violento tuvo una duración de varios minutos, dejando el saldo de cuatro muertos y más de 40 heridos. Documentos periodísticos de la época explican que la manifestación tuvo inicio alrededor de las 10 de la mañana cuando se congregaron frente a la entrada del Palacio unos 800 estudiantes quienes portaban carteles y coreaban slogan en favor de que se le diera el subsidio a la universidad y marchaban en contra de las tropas norteamericanas. En los carteles tenían frases como “entrega de presupuesto al CUP”, “apoyamos al CUP.FED”, “los estudiantes social cristianos exigimos el derecho a la educación. BRUC”, y consigna como “atrás la intervención gubernamental en la UASD”, mientras decían “si los yanquis no se van volveremos a pelear”, “abajo el imperialismo”, “fuera los yanquis”, “militar seguro, a los yanquis dale duro”, “Quisqueya unida, jamás será vencida”, entre otras más se escuchaban en las voces de aquellos jóvenes.

Otra información periodística de ese entonces que encontramos en el archivo explica que la balacera empezó cuando un grupo de jóvenes desplegó una bandera norteamericana y comenzó a quemarla, y ahí inicio el fuego contra los estudiantes.

En el hecho murieron al instante, Antonio Santos Méndez, de 22 años, quien era estudiante de segundo curso de Química Superior de la UASD y Miguel Tolentino. Luego se dio a conocer el fallecimiento del estudiante Luis Jiménez Mella, de 18 años, éste murió en la Clínica Abel González y al mes del sangriento crimen, murió la jovencita Amelia Ricart Calventi, estudiante del Instituto de Señorita Salome Ureña, quien fue llevada a un hospital de Texas, EEUU, donde fue intervenida quirúrgicamente, pero lamentablemente falleció.

Y los heridos de aquel horrendo crimen fueron Fernando Marcelo, de 18 años; Jaime Tomás Estrella, de 14 años; Miguel Núñez, Josefa de la Rosa, José Castro, Vinicio García Modesto Guzmán, Rafael Martínez, José Zabala, Antonio Rincón, Felipe Martínez, José Amelia Ricart Calventi, Fortune Modeste Valerio, de 13 años, Carmen Rosa Ventura, de 16 años, José Ramón Casimiro, de 19 años, Alberto de Leon Camarena, de 17 años; Freddy Cruz, de 18 años, Sergio Bautista, de 14 años.

También fue herido Patricio Concepción, quien era un desempleado de 23 años, él recibió un balazo en el maxilar izquierdo y Juan Castro, de 22 años, empleado de la UASD, y Bienvenido Rivera, de 15 años, se fracturó el brazo izquierdo al ser lanzado de un segundo piso por dos policías.

La comitiva que seguía en el Palacio insistió en ver al Presidente García Godoy al ver la manera en como sus compañeros fueron ametrallados sin ningún remordimiento, pero la respuesta que recibieron fue que el Presidente los recibiría el viernes a las 4 de la tarde. A eso de la una de la tarde el Nuncio de Su Santidad Emanuele Clarizio, llegó al Palacio acompañado de un grupo de estudiantes y del padre Sergio Figueredo en una ayuda “humanitaria”. Al recibir tanta insistencia por parte de los dirigentes estudiantiles, el secretario de la Presidencia se vio en la obligación de comunicarse con el Presidente Provisional para coordinar una entrevista en su residencia y éste acordó recibir a un solo estudiante.

La persona elegida fue el líder estudiantil Amín Abel Hasbún quien fue acompañado del Nuncio Emanuele a la 1:20 de la tarde a casa del mandatario, donde acordaron que el viernes volverían a reunirse para tratar los problemas de la UASD. Monseñor Clarizio no participó de la reunión.

Este sangriento crimen cumplió 55 años, el 9 de febrero de este 2021.

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