Amiama Tió, considerado Héroe Nacional, fue general del Ejército y participó en la conspiración que dio muerte al dictador Rafael Leónidas Trujillo Molina, la noche del 30 de mayo 1961

La página Retro de hoy, finaliza este mes con esta noticia de abril, pero de 1967 sobre la renuncia de don Luis Amiama Tió, de sus funciones como secretario de Estado de Interior y Policía.

Breve reseña de la vida de Luis Amiama Tió

Nacido en San Pedro de Macorís, el 9 de noviembre de 1914, hijo de los señores Luis Arístides Amiama y Carmela Joubert Tió. En su edad de adultez, ocupó importantes cargos en la vida pública nacional, entre ellos, presidente del Consejo Administrativo de la ciudad en 1952, y al año siguiente desempeñó otro cargo que equivalía a lo que es hoy la sindicatura.

Tras el ajusticiamiento del dictador Rafael Leónidas Trujillo en 1961, y ocurridos algunos meses después, fue miembro del Consejo de Estado que gobernó el país en 1962. En ese mismo año, fue investido general de brigada del Ejército Nacional junto a Antonio Imbert Barreras, únicos sobrevivientes de la tenaz persecución que se desató contra el grupo que planeó y ejecutó a Trujillo el 31 de mayo de 1961.

Años más tarde, en 1964 fundó y presidió el Partido Liberal Evolucionista (PLE), y se unió a Joaquín Balaguer, ofreciéndole su respaldo en las elecciones del 1ro de junio de 1966.

Amiama Tió desempeñó por corto tiempo la Secretaría de Interior y Policía, durante la primera administración del ex presidente Joaquín Balaguer en 1967. Fue nombrado en 1977, embajador en España.

Este Héroe Nacional, era además, empresario y pionero en el servicio que ofrecía su empresa, creada bajo el nombre “La Cigüeña”, la primera dedicada a las mudanzas de vehículos de motor del país.

Estuvo casado por 31 años con la señora Nassima Diná con quien procreó tres hijas, Ana María de Paniagua, Altagracia de Veras y María del Pilar Amiama.

Juramentación secretario de Interior y Policía

Luis Amiama Tió fue juramentado por el presidente Joaquín Balaguer y en presencia del vicepresidente de la República, Francisco Augusto Lora la mañana del 23 de marzo de 1967, como secretario de Estado de Interior y Policía, mediante decreto 1095, en un acto celebrado en el Palacio Nacional.

Balaguer lo designó además, como miembro de la comisión de alto nivel, encargada de investigar el caso del atentado del que fue objeto Antonio Imbert Barreras, el martes 21 de marzo de 1967. Imbert Barreras fue herido de cuatro disparos mientras estaba en su vehículo.

Amiama Tió renuncia a sus funciones

Al cumplirse un mes y unos días de su juramentación, Luis Amiama Tío dimitió de su cargo (el 24 de abril de 1967), como titular de la Secretaría de Interior y Policía por inconvenientes que encontró en el desempeño de sus deberes.

Amiama Tió explicó al Presidente Balaguer, en una carta que hizo pública las razones por las que habían determinado su renuncia, la misiva fue publicada en este diario.

Copiamos textualmente algunos párrafos de la carta pública con la renuncia de Amiama Tió al cargo de secretario de Estado de Interior y Policía:

Santo Domingo, D.N.,
24 de abril de 1967.

AÑO DEL DESARROLLO
Señor
Dr. Joaquín Balaguer,
Presidente de la República,
SU DESPACHO.

“Apreciado señor Presidente”:
“Aunque brevemente, esta carta de renuncia irrevocable reclama una introducción y algunas que otras consideraciones”.
“Interesado como he estado y como sé que lo ha estado usted en el esclarecimiento del hecho desde el momento en que ocurrió el atentado contra el General Imbert Barreras, inicié algunas gestiones que es preciso citar, porque aunque usted creó una Comisión para la investigación del caso, no veía en ella la agilidad que precisamente el caso demandaba”.

“En las referidas gestiones comencé por hacer una cadena radial para edificar a los choferes, mecánicos, pintores, desabolladores de caros, dueños de garajes y en fin a todo el que pudiera tener alguna participación en la operación de disimulo y alteración de un vehículo con miras a encubrir su verdadero estado, aunque fuera inocentemente y que con su participación pudiera contribuir a que quedase sin castigo un hecho criminal”.

“También con la participación de un grupo de amigos creamos un fondo para ofrecer una gratificación a cualquier persona que diese informes que condujeran a la captura de los agresores. Por razones de amistad con el Señor Presidente y para que no sea sorprendido con la publicación de tal aviso, decidí luego de redactarlo hacerlo del conocimiento del Primer Magistrado de la Nación, quien dando muestra de gran interés que tiene en la clarificación de tales hechos, pidió que se le permitiera a él tomar la iniciativa y ofreció por conducto de la Procuraduría General de la República una gratificación que asciende a veinticinco mil pesos o sea cinco mil pesos más de lo que nosotros nos proponíamos a ofrecer”.

“Mientas todo eso ocurre, usted me manda a expresar su deseo de que forme parte de la Junta de Investigación. Le hago por conducto de nuestro mediador, mis razonamientos sobre el particular, que usted pareció haber entendido. Eso ocurre el día 22 de marzo al atardecer. Ya en la noche la noticia estaba en los periódicos”.

“A las once de la mañana del 23 usted me hace llamar a Palacio y me invita a juramentarme. Recuerdo que le observé que era imposible que hiciera tan precipitadamente exponiéndole algunos de los motivos que me hacían actuar de ese modo. Recuerdo que entre otras cosas le dije que si iba a ser Secretario de Estado de Interior y Policía tendría que ser un Secretario de Estado de verdad. Que no era hombre de ir a sentarme a un escritorio a tramitar correspondencia y a firmar solicitudes de asignaciones de fondo. Que yo seria, si él accedía a mi requerimiento, el funcionario más fácil de localizar”.

“Si mal no recuerdo, usted dijo que sí a todo lo que le expuse y me pidió que le complaciera juramentándome “que todos los inconvenientes serian superados” y para la solución de algunos de ellos me dijo específicamente “déjame eso, que yo te lo resuelvo en tres días”.

“De lo que sí yo estaba convencido, a pesar del escenario en que ocurre el atentado, era de que Luis Amiama Tíó era la persona que podía meter la mano lo más hondo, sin lograr agarrarlos, en la cueva en que dichos agresores estuvieran agazapados. Eso lo creía y creo que así también piensan la mayoría de los dominicanos sensatos”.

“Tengo la personal impresión de que sobre todo en la Secretaría de Estado de Interior y Policía, en los actuales momentos, usted necesita un personaje más elástico y más flexible que el suscrito y que además disfrute del mayor grado de confianza”.

“No me parece que sea procedente el que me ponga a hacer una relación pormenorizada de todo lo que ha ocurrido desde el día en que usted me tomó juramento a la fecha”.

“En esas circunstancias es imposible que un hombre de mi trayectoria pueda permanecer un minuto más como titular de esa Secretaría. Y por ello vuelvo a mis labores del campo, donde pueden encontrarme con extrema facilidad tanto mis amigos como quienes no lo sean”.

Yo lo veo, apreciado Presidente, entre dos fuerzas. Ud. está actualmente como jinete, montado sobre dos caballos. Ojalá que Dios lo ilumine y que al final de la exhibición, no de la función, le sorprenda montado sobre el mejor de los corceles y que este no sea precisamente el que haya pateado y mordido al pueblo dominicano”.

‘Tenga cuidado Señor Presidente”.

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