La creciente resistencia de las bacterias ante los antibióticos ha convertido la miel en una solución barata y natural a la hora de evitar infecciones en heridas abiertas; un estudio elaborado en Australia aporta novedades en este sentido.

Frente a costosos tratamientos antibióticos que pueden durar semanas, un estudio del Instituto I3 y la Universidad Tecnológica de Sidney en Australia ha demostrado que es igual de efectivo utilizar miel medicinal para desinfectar heridas crónicas.

La evolución ha creado una alternativa al antibiótico que además impide que las bacterias se hagan resistentes”, asegura la responsable del estudio, Elizabeth Harry.

De hecho, la investigadora recuerda que “la miel nunca se estropea y eso es porque las bacterias no pueden crecer en ella”.

Aún así, la miel común no es adecuada para uso médico ya que no tiene una proporción suficiente de componentes antibacterianos. Por esta razón, el estudio se centra en dos tipos de miel originarios de Nueva Zelanda, la manuka y la kanuka.

Harry explica que “ambas registran elevadas proporciones de peróxido de hidrógeno y metagloxil, que son componentes antibacterianos, aunque la manuka es más efectiva para el tratamiento médico”.

El estudio también muestra que la miel de manuka no tiene un solo componente antibacteriano y es probable que otros tipos de miel con distintos niveles de peróxido de hidrógeno y metagloxil tengan propiedades similares.

“Muchos investigadores intentan identificar el componente en la miel que hace que las bacterias no se reproduzcan, pero de hecho hay más de uno, quizás cientos, que causan este efecto”, subraya esta experta.

La resistencia a las bacterias preocupa a la OMS

La creciente resistencia de las bacterias al antibiótico se ha convertido en una de las mayores preocupaciones en el sector de la medicina y la Organización Mundial de la Salud (OMS) la ha clasificado como uno de los tres problemas sanitarios más graves a nivel mundial.

Por otro lado, el uso de la miel para fines médicos representa un coste mínimo frente a los gastos en investigación y pruebas que requiere desarrollar un antibiótico.

Según Elisabeth Harry, producir un antibiótico exige una media de diez años de investigación y un coste de millones de euros: “en los últimos veinte años solo se han aprobado dos antibióticos”, explica.

El debate acerca del elevado coste de los antibióticos frente a otros tratamientos naturales ha ido cobrando importancia a medida que aumenta la proporción de personas mayores en los países desarrollados.

“Una herida crónica es aquella que permanece abierta durante tres meses o más, algo muy común entre la gente mayor o las personas que sufren de diabetes”, señala la investigadora.

El tratamiento médico más común para este tipo de casos es una combinación de varios antibióticos para evitar que las bacterias desarrollen resistencia a la medicina. Pero el estudio sobre las propiedades curativas de la miel concluye también que, en casos extremos, sumar la miel al tratamiento médico da resultados positivos.

La combinación permite reducir la dosis de antibiótico y la miel actúa como una doble protección, según Harry.

Tras hacer públicas las conclusiones del estudio, una firma neozelandesa ya ha desarrollado y comercializado un gel, distintos tipos de vendas y pastillas con la miel como componente principal y algunos centros médicos en Nueva Zelanda y Australia han comenzado a utilizarlos.

A pesar de que la investigación ha demostrado que la miel es desinfectante y puede complementar o llegar a sustituir el tratamiento antibiótico, la investigadora recuerda que es necesario tener en cuenta la historia clínica del paciente.

«La miel no funciona siempre, hay pacientes a los que les hace menos efecto, pero todavía no sabemos por qué”, afirma.

Hoy, subraya Harry, los investigadores todavía no han desvelado buena parte de los interrogantes entorno a la miel: “es uno de los productos naturales más antiguos utilizados por el hombre, pero solo conocemos una pequeña parte de sus componentes y no sabemos exactamente qué la convierte en una solución antibacteriana tan potente”.

Sentada junto a su microscopio, rodeada de placas de laboratorio y caramelitos con sabor a miel, Harry asegura que seguirá investigando para explicar el misterio que convierte la miel en el adversario ideal en la guerra contra las bacterias.

 

Fuente: EFE

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