Según la arquitecta Yermys Peña, persisten dificultades como la falta de legislación nacional obligatoria

República Dominicana se encuentra en un momento crucial en su camino hacia una edificación responsable y respetuosa con el medio ambiente. Para entender a fondo este panorama, conversamos con la arquitecta Yermys Peña, directora de la Guía de Construcción Sostenible 2023-2030, quien nos ofreció una visión integral sobre los avances, desafíos y el prometedor futuro de este sector en el país.

La construcción verde, como define la experta, es un enfoque técnico, estratégico y ético que busca minimizar el impacto ambiental, optimizar el uso de recursos y maximizar el bienestar humano a lo largo del ciclo de vida del edificio. Citando al World Green Building Council, “es la planificación, diseño, construcción, operación y mantenimiento de edificaciones de manera que reduzcan su huella ambiental y promuevan una mayor salud, productividad y eficiencia económica”.

Aunque países como Colombia y Chile llevan la delantera con marcos regulatorios consolidados, el país ha dado pasos firmes, como la creación de la Taxonomía Verde Nacional, fundamental para alinear el sistema financiero dominicano con criterios ecológicos y atraer inversión internacional. Además, la Guía de Construcción Sostenible 2023-2030, liderada por Peña, propone un marco técnico y práctico para edificaciones eficientes y conscientes.

Sin embargo, persisten dificultades importantes. “El principal obstáculo sigue siendo la falta de legislación nacional obligatoria, así como la ausencia de incentivos fiscales o financieros concretos para desarrolladores que implementen prácticas amigables con el ambiente. Esto impide que el sector privado avance de manera más acelerada y que la sostenibilidad se integre como un estándar, no como una opción”, afirma Peña.

Una de las mayores inquietudes es el costo. Yermys, con experiencia en certificaciones LEED y EDGE, es clara: “Sí puede existir un sobrecosto inicial en la construcción sostenible, pero este no es significativo cuando se planifica desde la fase conceptual del proyecto”. Si la eficiencia ambiental se integra desde el diseño, el incremento promedio oscila entre el 1.5 % y 3 % del CAPEX total. Si se pospone, los ajustes pueden ser más costosos.

Las compensaciones a largo plazo son contundentes: disminución de hasta 35 % en consumo energético (EDGE), reducción de hasta 40 % en agua potable, ahorro operativo acumulado que puede superar el 20 % anual y mayor valor de reventa o alquiler (incrementos entre 7 % y 15 %).

Para impulsar la viabilidad económica, la arquitecta sugiere medidas como bonificaciones fiscales (ITBIS o IPI), que Confotur (Consejo de Fomento Turístico) solo aplique a proyectos verdes, fast track en permisos, descuentos en tasas municipales, bonos verdes y que el sector público priorice construcciones con criterios ambientales.

La demanda por edificaciones responsables está en aumento, impulsada por inversionistas institucionales con requisitos ESG, empresas multinacionales que exigen oficinas en edificios certificados, turistas internacionales cada vez más conscientes y un nuevo perfil de comprador residencial que valora la eficiencia financiera y ambiental.

Consolidarla requiere implementar legislación con estándares mínimos de eficiencia energética, políticas municipales con beneficios urbanísticos, líneas de crédito específicas y certificaciones locales más accesibles. Se enfatiza el rol de certificaciones globales como LEED, EDGE y WELL, que ofrecen estándares medibles y auditables.

Ejemplos tangibles de sostenibilidad

República Dominicana ya cuenta con ejemplos tangibles de construcción verde. Se pueden mencionar Vista 311 Corporate Building, Ágora Mall, Roble Corporate Center y Oficinas del Banco Interamericano de Desarrollo, en Santo Domingo; y Casa Brugal Etapa 1, en Puerto Plata. Peña vislumbra un 2030 donde “la sostenibilidad ya no es un diferencial, sino una línea base obligatoria para el desarrollo inmobiliario”. Proyectos diseñados a partir del clima y la eficiencia, con la taxonomía verde regulando inversiones y permisos condicionados a criterios mínimos de eficiencia energética y resiliencia climática.“Visualizo también ciudades más humanas, con edificios que respiren, calles que se caminen y comunidades que se regeneren. Un ecosistema donde la sostenibilidad se viva y se exija como estándar de calidad, salud y transparencia”, expresó.

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