La alimentación es uno de los factores más importantes para la salud y el bienestar de la embarazada y para el adecuado desarrollo y crecimiento del bebé

La nutrición durante el embarazo es una pieza fundamental en el desarrollo sano y saludable del bebé. Según Carlota Martínez, especialista en nutrición humana y dietética por la Universidad Complutense de Madrid, en el período de gestación, se experimentan una serie de cambios a todos los niveles: físicos, hormonales, fisiológicos, anatómicos y emocionales. Y en este sentido, el papel que juega la alimentación para vivir esta etapa plenamente, es primordial.

Los requerimientos nutricionales de la mujer van en aumento a medida que avanza su estado. “No hay una fórmula mágica para alimentarse bien durante el embarazo; los principios básicos de una dieta saludable son los mismos: variedad, equilibrio y moderación. No hay que “comer por dos”, sólo hay que consumir alimentos ricos en nutrientes, que ayuden a cubrir todas las necesidades nutricionales de madre e hijo”, señala la especialista.

Martínez asegura que se deben incluir todos los grupos de alimentación en la dieta, de forma natural, acudiendo lo mínimo posible a la suplementación. Cita así macronutrientes como proteínas, hidratos de carbono y grasas, y micronutrientes, como vitaminas y minerales.

Menciona específicamente las proteínas, los ácidos grasos esenciales como Omega 3; minerales como hierro, calcio, zinc o yodo, y vitaminas como ácido fólico, B12, B6 o vitamina D.

“Es conveniente, reducir el tamaño de las comidas y comer lentamente, masticando muy bien, para evitar o mejorar la sensación de reflujo que suele aparecer en este periodo”.

La nutricionista señala también la importancia de una correcta hidratatación, ya que “el cuerpo de la mujer necesitará agua para formar el líquido amniótico, producir un volumen extra de sangre, crear nuevos tejidos, transportar nutrientes y participar en la eliminación de los desechos y toxinas, tanto suyos como del bebé.
Enfatiza, que los alimentos deben estar bien cocinados; las frutas y verduras deben estar bien lavadas para eludir cualquier riesgo de intoxicación/toxinfección alimentaria.

Respecto al consumo de carne en esta etapa, Martínez precisa que el consumo recomendado se encuentra entre las dos y cuatro raciones semanales, pero teniendo en cuenta que durante el embarazo aumentan los requerimientos de proteínas, hierro, zinc o B12.

“La inclusión de la carne en la dieta siempre de forma equilibrada y moderada, contribuye a alcanzar más fácilmente todos los requerimientos nutricionales y reduce la necesidad de recurrir a suplementación”, puntualizó la especialista en nutrición.

Importante
A partir del cuarto mes de embarazo se empieza a elevar el requerimiento energético y calórico de la futura madre.

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