Leyendas que giran en torno a la Semana Santa

La celebración más grande de los católicos transcurre entre la fe que profesa la Iglesia y la que el pueblo vive desde su imaginario colectivo. Una de las creencias populares indica que las parejas que tienen sexo el Viernes Santo pueden quedarse pegadas.

La celebración más grande de los católicos transcurre entre la fe que profesa la Iglesia y la que el pueblo vive desde su imaginario colectivo. Una de las creencias populares indica que las parejas que tienen sexo el Viernes Santo pueden quedarse pegadas.

La Semana Santa o Semana Mayor es una época del año en la que muchos deciden hacer un recogimiento espiritual y respetar la conmemoración de la muerte y resurrección de Jesucristo. Es la semana más esperada por los feligreses católicos, pues es la oportunidad perfecta para entregarse al recogimiento y dar gracias por los favores recibidos.

República Dominicana, como país entregado a la religión católica por tradición, no está exenta de estas celebraciones y muchas personas aprovechan para asistir a los templos y a las procesiones.

Aunque para muchos este tiempo es un espacio de congregación y entrega espiritual, hay otros que lo aprovechan para descansar y disfrutar de esos merecidos días de descanso. Sin embargo, según cuentan las leyendas, debemos ser cuidadosos en esta época, pues “aquellos que no se portan bien estos días, podrían sufrir consecuencias”.

Por tradición, creencia popular o simplemente por respeto, durante la Semana Santa, principalmente jueves y viernes, sobre todo en las zonas rurales, las personas dejan de realizar algunas tareas y costumbres.

Y es que en la Semana Mayor muchas tradiciones religiosas salen a la luz, por ejemplo: no subir a un árbol, porque se corre el riesgo de convertirse en mono, tampoco bañarse en un río porque puede uno transformarse en pez. Incluso, el artista dominicano de música popular y rock, Luis Terror Díaz, ya fallecido, en una de sus interpretaciones hacía alusión a estos mitos.

Otras leyendas sostienen que los bebés que nazcan el Viernes Santo pueden traer el anticristo o que no es debido tener relaciones sexuales pues la pareja puede quedar unida físicamente, sin posibilidades de separarse.

Así, antes, en el interior del país, desde que llegaba el Lunes Santo los trabajos en el campo se paralizaban. Nadie sembraba, ni trabajaba la tierra porque no querían exponerse a tener una mala cosecha.

Milagros Acosta, oriunda de Salcedo, dice que una de las supersticiones que recuerda de cuando era niña, es la de no cortar un tallo de piñón en la mañana del Viernes Santo, pues del tallo comenzaría a gotear sangre. Tampoco se podían utilizar clavos, porque Jesús fue crucificado de pies y manos con ellos, y que el cabello crecía más rápido y bonito si se corta a las 3:00 de la tarde del Jueves Santo. Comenta, que el Viernes Santo no se debía limpiar la casa ni barrer, porque equivalía a “barrer a Cristo”.

Entre otras creencias que envuelven a la Semana Santa, también se cita que si algún hijo le levantaba la mano a sus padres en un intento de agresión, se le podía caer el brazo; que sólo se podía escuchar música sacra y tampoco se podía bailar, decir groserías, coser, planchar, ni tomar alcohol. Estas frases, aún hoy día, las repiten las abuelas refiriéndose a la Semana Mayor, sobre todo aquellas provenientes de hogares con una alta creencia católica, y explican que no acatarlas significaba no respetar a Jesús, por no haber guardado duelo por su muerte.

Entre las leyendas que muchos abuelos pasaron a sus descendientes está la leyenda de que quienes se vestían de rojo el Viernes Santo mostraban su predilección por el diablo, por lo que era mejor optar por colores neutros.

Todas estas creencias forman parte de una larga lista que, en un pasado no muy lejano, llegaron a provocar temores en los feligreses. Ahora, prácticamente sólo los abuelos se acuerdan de estos mitos; sin embargo, para un gran número de católicos, Jueves y Viernes Santo actualmente son días de devoción religiosa en los que se siguen ciertas tradiciones como el Vía Crucis, el ayuno y la vigilia.

Uso del agua bendita

Durante la Semana Mayor aumenta el uso de agua bendita. Es un signo de purificación y, aunque no confiere la gracia del Espíritu Santo, porque no es un sacramento, prepara a la persona para recibirla. A veces, el sacerdote rocía agua bendita a los congregados, y también, si se le pide, pueden llevarla a la casa para rociarla en las casas, a los niños, los animales, las empresas, e incluso a los objetos como rosarios y dijes, para bendecirlos. Los católicos tienen la creencia de que los enfermos pueden curarse cuando son rociados con agua bendita, y que los protege del mal y del peligro. Según los creyentes, conjuntamente con la bendición del sacerdote, el uso del agua bendita tiene tanto poder que, siempre y cuando haya arrepentimiento, puede perdonar los pecados.

Creencia
Aunque en la actualidad los mitos y leyendas relativos a la Semana Santa se dan en menos proporción que en años anteriores, todavía quedan –sobre todo en los pueblos, convicciones que dan fe de esas creeencias.

Saber
La Semana Santa, años atrás, era completamente distinta a la de ahora: el silencio era total, las calles quedaban solitarias y las iglesias quedaban pequeñas ante la multitud de personas que la visitaban.

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