La covid-19 se convierte en reto para las parejas y, a la vez, en una oportunidad para enfrentar los conflictos

Muchas son las cosas afectadas, a consecuencia de la pandemia, desde hace ya poco menos de un año.

A esto no escapa la relación de pareja, y es porque han salido algunos aspectos a flote, que el diario y vertiginoso trajinar los mantuvo encubiertos.

Patrones de comunicación no adecuados, falta de empatía, expectativas y prioridades que no coinciden, son factores que crean los conflictos en la pareja y, precisamente, en tiempos de pandemia, han salido a flote, en algunos casos.

En otros casos, donde se ha decidido crecer juntos, la relación de pareja ha salido fortalecida. “Las parejas que han desarrollado recursos para enfrentar los avatares de la vida, como ha sido esta pandemia, tienen presente las siguientes características: ha primado el trabajo en equipo, la relación afectiva se ha cultivado en el día a día, saben divertirse juntos y poseen una buena comunicación, porque hay admiración y respeto mutuo. Además, han adaptado nuevos hábitos, después de vivir los duelos de la pérdida de la cotidianidad como la conocíamos, desarrollando flexibilidad ante los cambios, es decir, nuevas formas de relacionarse con la familia y los amigos, para cuidar la salud mental y física de todos. Han aprendido a regularse emocionalmente, para mantener una relación sana y armónica, así lo explica la doctora Vanessa Espaillat.

Abunda, “habían parejas que pasaban poco tiempo juntas antes del COVID 19, y por esa razón no habían detonado sus dificultades. Esta pandemia se convierte en un reto aún mayor, pero a la vez en una oportunidad para enfrentar los conflictos no resueltos”.

Para que la comunicación en la pareja sea fluida y que permita el entendimiento, Espaillat sostiene que es importante revisar nuestros hábitos y expectativas que creamos en nuestras relaciones primarias con nuestros padres.

“Hemos aprendido patrones de comunicación que emulamos, y llevamos a nuestras parejas a hábitos a veces disfuncionales que crean mucho dolor. A la vez, tenemos que revisar nuestras necesidades, pues algunas de ellas no podrán ser llenadas por nuestras parejas, sino por nosotros mismos, convirtiéndonos en auto nutridores”, comenta la especialista.

Asimismo, enfatiza sobre el valor de saber escuchar. “Es un arte, no es lo mismo oír que escuchar. Es un acto complejo, porque implica ser empático con los sentimientos del otro, aunque no estemos de acuerdo. Hay que hacer sentir al otro validado, visto en su necesidad, en conexión, en un acto humano de cercanía y entendimiento profundo, que incluye la aceptación del otro con las diferencias”.

Siguiendo las ideas de Virginia Satir sobre la relación de pareja, Espaillat cita sus comentarios:

• Creo que el mejor regalo que puedo recibir de la pareja es que me vea, que me escuche, que me entienda y que me toque.

• El mejor regalo que puedo dar es ver, escuchar, entender y tocar a mi pareja.

• Cuando se ha hecho esto, siento que se ha establecido el contacto.

Es por ello, que Espaillat destaca el valor de crear un tiempo para dialogar todos los días con la pareja, sobre ambos, que es lo que va a ayudar a mantener una comunicación más fluida.

Para eso, Espaillat asegura que se hace necesario haber superado los miedos a ser rechazados, criticados, abandonados, controlados, que son los miedos profundos que surgen en nuestra más tierna infancia, que impiden una comunicación sana cuando somos adultos.

“Aprender a decir lo que necesitamos y nos interesa con tranquilidad, sin ofender y sin enojo, es vital. El tono de voz y las expresiones son más importantes en el momento del conflicto, que lo que decimos. Necesitamos auto-regularnos antes de hablar de problemas. Y si estamos enojados no dialogar y darnos un tiempo fuera, hasta que podamos recuperar la calma”, subraya.

Los roles que asumimos también

afectan la dinámica de la pareja, señala.“Cuando se tienen diferentes expectativas sobre el rol que cada integrante cumplirá, se crean los conflictos. Estos roles se aprenden en la familia de origen, y los replicamos inconscientemente, al igual que como aprendemos a comunicarnos verbalmente. Al identificarlos, podemos modificarlos y ajustarlos, para acercarnos a la vida de pareja que buscamos tener”, apunta.

Sugiere que se aproveche este tiempo para poner sobre la mesa lo que nos preocupa.

Por otro lado, Espaillat afirma que los conflictos más frecuentes se dan en las siguientes áreas: manejo del dinero, la crianza de los hijos, las responsabilidades del hogar, la sexualidad, etc.
“Necesitamos balancear el sentido de pertenencia dentro de la pareja, al nutrir el ‘nosotros’, con lo que somos, porque también es necesario preservar la individualidad y no perdernos en la relación. Es hacer un balance”, concluye.

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