El chef Jean Sambour plasma la cultura de países caribeños en el menú del restaurante Solstice

Solstice es el restaurante que celebra las culturas precolombinas y prehispánicas desde la gastronomía. En cada plato del menú, su fundador, Jean Sambour, busca llevar a sus visitantes a un viaje gastronómico que explora diversas civilizaciones, como la indígena taína, la maya, la azteca, entre otras.

“En Solstice tratamos de celebrar todas las culturas precolombinas o prehispánicas, aprovechando que estamos en la Zona Colonial de República Dominicana, una de las ciudades coloniales más desarrolladas, hermosas culturalmente, y quisimos usar este tema, de celebrar todo lo que es precolonial, todas las culturas y civilizaciones precolombinas desde los mayas, los aztecas, los taínos y los indios en este lugar”.

En una entrevista para elCaribe, Sambour explica que esta celebración de sabores se experimenta a través de platos autóctonos de los países que son el lugar de origen de esas civilizaciones, como República Dominicana, México, Perú y Haití. Además, busca a través del menú, que los platos no solo satisfagan el paladar, sino que también cuenten su historia.

“Me parece muy interesante siempre que uno crea un menú, contar una historia. El pastelón, por ejemplo, que es un plato dominicano, le damos un toque histórico y femenino”, dice el chef. Al pasear por el menú encontrarán desde el Pastelón de Anacaona hasta el Pescado Taíno.

Este último está inspirado en el “tiempo en el que los españoles llegaron a Latinoamérica y los indígenas les hacían ofrendas, ya fueran de oro o comida, y toda esta generosidad que los pueblos precolombinos tuvieron. Es la idea que queremos presentar, entonces, este pescado está hecho con especies ancestrales y presentados en una hoja de plátano como se lo presentaron a Colón”.

Como los dos platos mencionados anteriormente, todos cuentan una historia de una civilización, al igual que el Fetuccini Mackandal, que representa a un héroe jamaiquino que lideró la revolución de los esclavos en Haití o el Chivo Barba Negra, inspirado en el pirata más conocido en esa época.

La experiencia es completa. No solo en los platos está el viaje a esa era, también en todo el espacio armonizado con decoración alusiva a ese tiempo, sus arcos, luces y la locación perfecta, La Zona Colonial, el origen del concepto que guardan las paredes del lugar.

El nombre tampoco es casualidad. Sambour señala que el mismo deriva de los aspectos que guardan en común estos países. “Cuando vemos cuál es el punto en común entre todas estas civilizaciones vemos que eran muy fascinadas y desarrolladas en todo el ámbito gastronómico. Asimismo, las estrellas y los calendarios, pero en particular, lo que tenían en común, es que todas conocían lo que era el solsticio de verano y de invierno, que son el día más corto y el día más largo del año” y, por eso, decide utilizar el vínculo que tiene esa palabra con cada país para bautizar su restaurante con ese nombre.

Más que un restaurante

Más que un bistro colonial o restaurante, la intención de Jean Sambour es que las instalaciones de Solstice, también sirvan como un espacio en el que se celebre la cultura local e internacional a través del arte o eventos privados como cumpleaños, bodas, bautismos y aniversarios.

Agrega que el hecho de que involucre el concepto de su restaurante con el arte y el diseño, es una de las razones que despertaron en él, su pasión por la cocina.

“En realidad es parte de una pasión por todo lo que es el arte y diseño. Yo pinté todas las paredes de aquí y siempre estoy muy involucrado a lo que es diseño de platos. Lo importante para mí es crear un ambiente. De la cocina siempre me gustó esa parte creativa, ya sea en presentaciones o en la mezcla creativa de ingredientes, y de técnicas de cocina”, puntualiza el experimentado chef.

Otros proyectos

Al igual que de Solstice, Jean Sambour está al frente de otros proyectos gastronómicos. Es propietario de Santo Ceviche, que es producto de los conocimientos adquiridos sobre la parte de su cultura ecuatoriana. En su segunda mitad, que es la nacionalidad haitiana, también posee otro restaurante llamado Le Vert d’ Or, inspirado en la cocinas ancestrales y cuyo principal atractivo son las 7 chimeneas autóctonas del lugar, donde se cocinan los platos. “Cada restaurante es único, cuando llego a un local la idea es que el concepto sea propio de ese lugar”.

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