“El afán del día no entra en conflicto con dedicar algunos minutos para mejor comprender dónde estamos y qué somos”.

Solo la recurrida expresión “el agua es vida” ya dice mucho del hidrógeno como uno de los dos átomos que la forman: hidrógeno y oxígeno; pero si tomamos en cuenta la proporción de agua en el cuerpo humano dice aún más. El cuerpo humano está compuesto en promedio entre un 50% a 70% de agua; ese porcentaje varía según la edad, el sexo y la composición corporal como la masa muscular, así como la salud en general. Los recién nacidos pueden alcanzar hasta un 78% de agua, lo cual va disminuyendo a medida que crecen.

Con lo dicho podríamos exclamar ¡El tan presente hidrógeno! Y ya es mucho; pero aparte del hidrógeno como un componente fundamental del agua, forma parte también de moléculas orgánicas tales como proteínas, carbohidratos y lípidos que son bloques de construcción del cuerpo humano. El hidrógeno participa también de reacciones bioquímicas del ATP (trifosfato de adenosina) molécula responsable en la transferencia de energía de la mayoría de los procesos biológicos; también en su forma molecular (combinación de dos átomos de hidrogeno) para neutralizar los llamados radicales libres que son moléculas dañinas para las células. Se justifica aún más la exclamación sobre el tan presente hidrógeno.

No se queda la maravillosa presencia del hidrógeno en el cuerpo humano, pues en todo el universo y ante los 90 tipos de átomos o elementos químicos que existen de forma natural, al hidrógeno le corresponde el 74% y que, junto al helio, derivado del mismo hidrógeno y con el 24%, constituyen el 98% de todo el universo. Por lo que la presencia del hidrógeno de verdad que trasciende.

La cosmología ha demostrado que fue hidrógeno el primer elemento en formarse poco después del origen del universo y que su abrumadora presencia en el universo conocido se manifiesta en que es el componente principal de las estrellas, además de fuente esencial de energía cual combustible.

La vida en la Tierra no sería posible sin la energía que nos llega del Sol. Y el Sol está compuesto principalmente por hidrógeno el cual representa un 71% de su masa total y el helio como “su descendiente directo” el 24%, producto además de la fusión nuclear que produce esa energía llega a la Tierra.

En su estructura -a ser considerada en otra sección- el hidrógeno es el más simple de los átomos, evidencia de que –podría ser– lo relevante y trascendente de lo elemental, de lo aparentemente sencillo.

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