Cuando se hicieron las negociaciones para los acuerdos NAFTA, CAFTA, DR-CAFTA y afines, se crearon negociaciones para las industrias automotriz, textil, farmacéutica y energías renovables, y se dejaron a un lado los compromisos sociales, el ejercicio ciudadano y el empoderamiento, se hizo del rentismo única alternativa.

Ante esta realidad, hay que diferenciar la función del sector privado y del Estado en los proyectos, de recurrir al requerimiento del más cercano como socio para todas nuestras decisiones.

En este escenario se necesita tener a Otro como persona en la que se confíe -Friendshoring- y que los abastos estén tan cercanos que no haya que hacer grandes inversiones para tener el producto o servicio justo a tiempo- Nearshoring-. Para poner en ejecución estos proyectos se deben tener las características que son factores comunes en las individualidades hoy y que hay que ponerlas de manifiesto. A saber: las inteligencias, trabajo, persistencia, el riesgo y sobre todo, la apuesta a la nación, que es la muestra más elevada de empoderamiento ciudadano.

En la República Dominicana el 85% del Producto Interno Bruto lo genera el sector privado, comparado con Puerto Rico, que es de un 20%, lo cual demuestra que en esa nación la economía pública es demasiado fuerte, caso contrario a la República Dominicana. En este caso lo que falta es crear reglas de regulación bien claras y devolver en inversiones, a las regiones en la misma proporcionalidad de sus contribuciones. Solo basta un ejemplo: el Cibao. Esta región produce un 33 por ciento del PIB y crece a un 20 por ciento, teniendo un PIB de 36,000.00 millones, una economía más grande que la de El Salvador. Esto significa que hay que pensar en el Cibao como amigo y socio cercano.

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