Semana trágica, con niños y jóvenes como víctimas. Primero, el fatal accidente vehicular de los cinco jóvenes de San Pedro de Macorís. Continuamos con muertes de un niño de tres años por delincuencia; otro de 14 aparentemente golpeado por compañeros de escuela. Dos alumnos heridos, tras ser alcanzados por balas callejeras que impactaron en su escuela. Conocimos el caso de adolescente de 15 años ahogada, presumiblemente de forma intencional. En todas partes ocurren accidentes, sucesos dolorosos. En nuestro país sin embargo, éstos no son hechos aislados sino efecto de descomposición social y violencia. Para que no se sigan reproduciendo, reducir este fenómeno de constante pérdidas de vidas inocentes, debemos atacar las causas. Urgen políticas gubernamentales sistémicas, enfocadas en integración de familia, escuela y sociedad.

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