Regresaré pronto al país luego de unos meses ausente y sufro de antemano pensando en el sofocante calor. Y de un tiempo para acá se ha agregado un elemento que lo hace más agobiante aun: el famoso polvo del Sahara. Ahora tenemos para nuestro conocimiento que lo que cuenta realmente no es tanto temperatura, sino la combinación de temperatura corporal y ambiental más humedad, la llamada “sensación térmica”, que se acrecienta por el dichoso polvo, el cual produce también cielo grisáceo y reacciones alérgicas. El fenómeno es ahora tema año tras año y tenemos que lidiar con él. Al menos hoy jueves ya habría menor concentración, para algún alivio.