No dejarnos arrastrar por la parafernalia de consumo y derroche que tipifica la Navidad exige un ejercicio de consciencia. El marketing incita a comer y beber en exceso; en enero, la embestida publicitaria es pro “ser saludables”. Cada año igual. Reconocer estos bien dirigidos mecanismos del mercado nos prevendrá de sucumbir a ellos cual veletas. La alimentación moderada, consciente, así como la justa actividad física, deben ser hábitos regulares. En general, el buen funcionamiento de nuestro cuerpo depende de un estilo de vida saludable. “Mantener el cuerpo en buena salud es un deber, de lo contrario no podremos mantener nuestra mente fuerte y clara”, decía Buda. Navidad es amor, el amor empieza por nosotros mismos. Disfrutar cuidándote, tu impagable regalo.

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