Después de que dos iniciativas de ley de legisladores oficialistas no prosperaran y fueran desestimadas, al oler a intentos de censura y coartar la libertad de prensa, y ser así criticadas y objetadas por la sociedad civil, una tercera de línea similar pasó y es ahora ley: la 1-24 que crea la Dirección Nacional de Inteligencia. Estipula obligación de entregar a la agencia cualquier información que requiera, con lo cual abre el campo para que esta intime a periodistas a revelar sus fuentes o tenga uno que entregarle su computadora personal, quién sabe para qué fin. Esta norma huele mal en lo relativo a libertad de prensa, privacidad y secreto profesional.

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