Señor director: Manipular resultados electorales o sistemas democráticos para lograr llegar al poder o reelegirse en el mismo se ha establecido como un mal precedente en nuestra región. Se ha evidenciado y observado cómo líderes y grupos políticos se han impuesto mediante el uso de recursos del Estado, alteración intencional de resultados electorales.

Estos malos precedentes cada vez se afianzan más, al no tener un freno por parte de alguna organización internacional que evidencie los hechos y aplique sanciones fuertes. Varios han sido los casos en la región; en países como República Dominicana, en el 2016 se observaron fuertes disturbios luego de las elecciones debido a múltiples denuncias de fraudes y alteración de resultados. A pesar de las evidentes denuncias los observadores internacionales y organismos dedicados a velar por la “Organización de estados” no aplicaron ninguna medida correctiva o sancionatoria.

La lista de países donde los actuales gobiernos gestaron algún tipo de manipulación electoral para mantenerse o reelegirse es amplia, entre los que se encuentra: México, Venezuela, Brasil, Perú, Argentina, Haití, Nicaragua y Honduras. Precisamente en Honduras, en sus más recientes elecciones generales, se pudo observar cómo con el poder y el control del partido en el gobierno se impuso una reelección por encima del orden constitucional.
Estos casos de denuncias se han extendido a países denominados potencias mundiales; tal es el caso de qué tanto tuvo que ver el gobierno ruso en las elecciones de Estados Unidos. Esto levanta nuevas interrogantes sobre si estamos viviendo en tiempos donde el intervencionismo electoral internacional es hoy posible sin consecuencias.

Más allá de las preguntas también debemos de pensar en cuáles han sido las respuestas que hasta el momento se han dado a estos casos. Si existiera verdadera voluntad para analizar objetivamente estas problemáticas, organismos internacionales y grupos democráticos propiciarían la celebración de reuniones donde analicen cada caso y se comprometan a dar soluciones, en un compromiso internacional de no permitir que la creencia en la democracia se pierda por malos actos y precedentes no saludables.

Este tema debe llamar la atención de muchos países democráticos con interés en mantener verdaderas democracias y no permitir que estos malos precedentes las afecten, las organizaciones multilaterales deben actuar ya antes de que estos hechos terminen con el gran ideal de las democracias verdaderas en nuestros países.
Enmanuel Martínez
Ciudadano

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