Que La Dirección General de Seguridad de Tránsito y Transporte Terrestre (Digesett), antigua AMET, le conceda un agente a un colegio privado para que le ayude a controlar el tránsito en horario de entrada y salida a clases, es aceptable aunque no deja de ser un privilegio porque no es una concesión para todos los entes similares, sino a uno en particular. Lo que no debe ser aceptado y sí es cuestionable, es que el agente, por capricho de los dueños del colegio, disponga la circulación por una vía, cuando es de doble vía. Eso sucede en la calle Carmen Celia Balaguer, del sector El Millón, donde el agente de la Digesett no permite circular en dirección Norte Sur. Así no se vale.