Que adivine el adivinador. Si la JCE es el árbitro de los procesos electorales cuyos protagonistas son los políticos a través de sus partidos u organizaciones representativas, sus decisiones aunque sustentadas en conceptos de legalidad que mandan leyes, son esencialmente políticas. Y como tal, generan reacciones a favor y en contra porque todo litigio tiene ganador y perdedor. Y el que es favorecido aplaude y apoya. Pero el otro bando, el que se considera perjudicado, critica y hasta abuchea. En el dinámico panorama político dominicano no hay nada fijo, las actitudes cambian. De un momento a otro los críticos pasan a defensores y los defensores a críticos. Cualquier parecido con el reparto reciente del orden de la boleta, no es pura casualidad.