La Procuraduría General de la República lleva una campaña bien intencionada contra los accidentes de tránsito, afán en el cual se acompaña de la Policía a través de la Dirección General de Seguridad de Tránsito y Transporte Terrestre (Digesett) y el Centro del Automovilista. Es justo, porque es más que urgente detener tantas muertes, lesionados con secuelas, que se convierten en una carga familiar y degradan su condición de vida. Pero esa última “promoción”: “Felicidades, hiciste el cerito perfecto”, acompañado de un ataúd orlado de oscuridad. Es una expresión de cinismo cruel, una burla siniestra. Quien muere por imprudencia o temeridad es una víctima. Esa no es una buena manera de comunicar el mensaje… Cambien eso.

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