Bienaventurada aquella gente que en estos tiempos difíciles y cambiantes es de una sola pieza moral; gente que no dice una cosa hoy y otra distinta mañana, y que no enmascara los hechos ni los sustituye por otros. Que no construye escenarios ficticios ni siembra percepciones sobre la base de la mentira y la falsificación. Esto a propósito del actual debate sobre daños a la moral y el honor de personas públicas y el uso abusivo de redes sociales. El mentado “detective” que anda por ahí y algunos de los prominentes “influencers” y “youtubers” que más denigran, fueron aupados en el pasado y utilizados como instrumentos de la política. En parte, son la creación de individuos camaleónicos que se pintaron como encarnación de la dignidad nacional.

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