La decisión de Joe Biden de autorizar a Ucrania el uso de misiles de largo alcance de Estado Unidos, ha lucido incongruente y extemporánea, pues llega al echarse las palomas, tras la aplastante derrota electoral y luego de prometer una transición “pacífica” y ordenada. Los demócratas debieran asimilar la derrota y pensar más en cómo recomponerse. En el caso particular de Biden, para no salir por la puerta trasera de la historia ni meterse en el ojo de un impredecible huracán, debiera emular al líder responsable, dotado de grandeza personal y que no se deja atrapar por la acción inmediata; además de tener un fuerte caparazón para contener envidias y traiciones. También, para serlo, se precisa de arredro personal y que la mayoría de la población corresponda a sus llamados.