Dos hechos de esta semana obligan a prestar atención a la situación de tirantez con Haití y al limbo en que han caído las relaciones comerciales. El lunes se anunció la apertura del mercado en Dajabón, no binacional, sino solo para el lado dominicano para tratar de que la economía en la zona se mueva aunque sea un chin, pero el fracaso fue estrepitoso porque sin los haitianos no tiene sentido. Lo otro es el informe oficial de que las exportaciones dominicanas hacia Haití han decrecido 16.53 % en los últimos 10 meses. Es una realidad que obliga a repensar el asunto. Total, que ya no se habla del polémico canal. Ahora el nudo pasa a ser el registro biométrico, lo que ni siquiera se mencionaba al principio.

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