Un grupo de activistas nacionalistas se manifestó el jueves en Dajabón vociferando desde coger las armas hasta expulsar a los haitianos de nuestro país. Activistas al fin, no pasa de ser una postura radical para hacerse sentir. Pero que el senador por la provincia Montecristi y un diputado de allí propongan, como salida al conflicto, desviar el curso del río Masacre hacia nuestro territorio en los tramos que colindan con Haití, llora ante la presencia de Dios. El rol del legislador se ha devaluado hasta perder prestancia y no ser timbre de orgullo, pero cuando habla lo hace el representante directo de su comunidad y como tal no debiera decir lo primero que le llegue a la mente.

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