Muchos dominicanos esperan la vacuna contra la COVID-19 y es comprensible. En los casos de altos niveles de vulnerabilidad podría ser la diferencia entre la vida o la muerte. Si se observa la competencia entre los países ricos, el acceso a las vacunas no será fácil. Es una lucha entre jugadores de ligas mayores, donde hay mucho dinero. Por eso, los países pobres, más allá de las dosis prometidas a través de la iniciativa global liderada por la OMS y dos grupos de defensa de las vacunas: la Fundación Bill y Melinda Gates y la Coalición para las Innovaciones en la Preparación ante Epidemias (CEPI), tendrán que conformarse con un gotero. Nadie debe ilusionarse.