El juez José Alejandro Vargas, que motiva sus medidas de coerción mediante mensajes o métodos disuasivos, cual si quisiere provocar una variación de la conducta del imputado, tuvo un argumento que no pareció muy acertado ni convincente, para imponer tres meses de prisión preventiva en la cárcel Najayo Mujeres a Marisol Franco, pareja de César Emilio Peralta (César el Abusador), alegado cabecilla de una red de narcotraficantes y de lavado de activos. El alegato del magistrado Vargas, un juez con una alta valoración, fue que dictó la medida por la seguridad de la imputada. Se supone que la coerción es cuando hay pruebas que ameriten prisión preventiva. La seguridad es asunto del Ministerio Público.

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