El imparable impulso de China se ha visto eclipsado. Cuando su estrella se elevaba a lo más alto del firmamento mundial, proyectada como la segunda potencia económica que crece en investigación, tecnología y desarrollo, reduciendo la pobreza como ningún otro país, con la vista puesta en el 2030, como antesala del centenario del triunfo de la Revolución en 1949. Nada parecía disminuir sus destellos. Ni las más apasionadas campañas, ni la guerra arancelaria, tampoco los ataques a Huawei, fueron tan erosivos a su imagen como el coronavirus de Wuhan (2019-nCoV). Los chinos en el exterior convertidos en víctimas del coronavirus a distancia. Hasta racismo anti chino ha emergido. Las campañas negativas son ilimitadas. Pero China sabrá salir adelante…

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