Rafael Paz migró, una más elegante acepción del término tránsfuga, hacia la Fuerza del Pueblo y allí fue recibido por un Leonel loco de contento. Ese paso, o traspaso, es algo personal, para lo cual Paz era libre y soberano y nadie puede ponerle peros, aunque hay que recordarle que había anunciado un nuevo proyecto y no que anclaría en puerto conocido. Tampoco hay que envidiarle que cayera en paracaídas en la Dirección Política sin haber guayado la yuca. Lo que no se digiere, sin insinuar siquiera que esté hablando mentiras, es que Rafael Paz diga que se muda junto a su “equipo” de 500 personas. De tal cantidad no dispone a su lado ningún político dominicano, salvo que Antonio Zaglul le haya prestado a Paz a sus 500 locos.

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