El término “campesino” a menudo se usa como insulto para denigrar o minimizar a alguien, y también como una forma de crítica o burla, diciendo cosas como “y fue que llegaste del campo ayer” o “qué campesina esa mujer”. Sin embargo, es importante entender que detrás de esa palabra hay personas con una dignidad enorme. La gente del campo realiza actividades como agricultura, ganadería, avicultura, apicultura, pesca, entre otras, relacionadas con la actividad rural, que requieren esfuerzo, dedicación y pasión. Estas labores son fundamentales para la sociedad y merecen nuestro respeto y reconocimiento. Es hora de dejar atrás esa costumbre de usar “campesino” para menospreciar y, en cambio, valorar y respetar su labor y su origen. La dignidad de las personas del campo debe ser siempre reconocida y honrada.

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