Cuando leo que un funcionario o una autoridad cualquiera “sale al cruce de rumores infundados” o denuncia “campañas orquestadas por oscuros intereses” tiendo a pensar, como la mayoría, que no hay nada más confirmatorio que una desmentida oficial porque, aunque se desmienta lo que sea, nadie se lo cree.

El catedrático elucubró alguna vez, en sus manuscritos críptico-filosóficos, frases que hubieran hecho historia si cuando se produjeron los hechos desmentidos hubiesen existido los medios masivos o las redes sociales.

Veamos algunos: “La relación de la corona francesa con sus súbditos están en su mejor momento y no hay motivos para pensar que se producirán disturbios en las calles de París el 14 de julio”, Luis XVI, rey de Francia.

“No es cierto que esté pensando en arriesgar la vida de mi hijo con un disparo de una flecha a una manzana sobre su cabeza. Esto es un infundio”. Guillermo Tell.

“Mi actual esposo y yo nos llevamos muy bien y ninguno de los dos ha pensado jamás en el divorcio”. Lucrecia Borgia. “Nunca he pensado en aventurarme en ningún viaje incierto para buscar un paso hacia las Indias orientales”. Cristóbal Colón.

“Jamás me he planteado emprender ninguna aventura bélica contra Europa ni mucho menos arriesgar mis tropas en batallar contra la lejana Rusia”. Napoleón Bonaparte.

“No es cierto eso de que yo siempre me lavo las manos, a veces también me lavo los pies”, Poncio Pilatos.
“El único objetivo de mis libros es el placer de la lectura, no disfrutar del sufrimiento de nadie”. Marqués de Sade. Decía el sabio catedrático que los desmentidos, además de confirmar como cierto lo que se desmiente, suelen ser material para los humoristas, lo cual es indudablemente cierto si recordamos algunos gazapos de ciertos presidentes latinoamericanos como Menem o Macri, pero, en tren de imaginar, el profesor Australio Pithecus elaboró otros desmentidos más actuales que no se atrevió a publicar por temor a represalias judiciales: “Alemania es un país de vocación pacífica”, Adolf Hitler. “No es verdad que vayamos a atacar a Japón con ningún artefacto experimental”, Harry Truman.

“Los que dicen que mis novelas son plagios, son personas que han leído más que yo”, Paulo Coelho. Don Australio Pithecus, evidentemente, se reía de los desmentidos.

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