La gesta de los heroicos expedicionarios de junio del 1959 se completa con el desembarco marítimo de dos lanchas salidas de Cuba, con varios días de retraso, tras el exitoso aterrizaje en el pequeño aeropuerto de Constanza en un C47 camuflajeado como unidad de la Aviación Militar Dominicana. El sábado 20 de junio, con la luna casi llena, 6 días después del aterrizaje del grupo de Constanza, la lancha Carmen Elsa arribó a Maimón, en las costas de Puerto Plata, a unos 14 km al oeste de la ciudad cabecera de la provincia, teniendo como comandante a José Horacio Rodríguez, hijo del legendario antitrujillista, Juancito Rodríguez, egresado de Harvard University y sobreviviente de las gestas de Cayo Confites y Luperon. Con él completaban 121 guerrilleros. Se cuenta que un marinero de origen griego saboteó el tránsito de esta lo que retrasó la llegada de ese grupo, en cierta forma ya esperada por las huestes trujllistas y sus poderosas Fuerzas Armadas. El encuentro de una mochila perdida de los expedicionarios de Constanza reveló planes incluyendo la llegada de los grupos que lo hicieron por vía marítima. Ese mismo día 20, llega por Estero Hondo la lancha Tinina con José Antonio Campos Navarro como comandante y 48 expedicionarios a bordo. José Horacio Rodríguez fue muerto el mismo día del desembarco. Las fuerzas de la dictadura los esperaban y dejaron que ambas naves llegaran a tierra con muchos de los expedicionarios en muy pobres condiciones físicas, mareados e inútiles para combatir.
Fueron bombardeados por la Marina de Guerra y la Aviación Militar, muriendo muchos sin siquiera desembarcar. Los de Maimón tuvieron mejor suerte, aunque fueron diezmados en la propia playa y lograron escapar hacia la zona montañosa y formar 3 grupos que dieron batalla al ejército regular que resultó con decenas de soldados muertos, sobre todo por un certero franco tirador al que llamaban El Tuerto. El español Francisco Álvarez (Frank) se inmoló, herido y en pobrísimas condiciones físicas, rodeado de cientos de tropas del ejército, el 8 de septiembre del 1959 siendo el último expedicionario en sucumbir. Fue en La Descubierta, un sitio llamado El Hoyazo que, tras casi 3 meses de feroz persecución, que cesaron las acciones militares y que se dio por extinguido el foco guerrillero. Las tropas estuvieron dirigidas por el General Juan Tomás Díaz, quien encabezó más tarde el tiranicidio que dio inicio al final de la dictadura más cruenta de la historia nacional. Solo él sabía cómo incidieron esas atrocidades persecutoras de Trujillo, en su decisión de descabezar la dictadura. Nuestro compañero Andrés Brugal Kunhardt describió magistralmente detalles inéditos de la expedición de Luperón, del 1949. Estos actos heroicos recibieron el intento de la dictadura de casi borrarlos de la historia contemporánea y corren el riesgo del olvido de los dominicanos.