La pregunta de este diario del pasado 4 de este mes ¿Se desea un Trujillo?, tal como decíamos, no es ociosa. Obedece a señales, mensajes y percepciones que se reciben de la sociedad dominicana, no siempre bien leídas.

A la luz de la presencia del ciudadano Luis José Ramfis Rafael Domínguez Trujillo por calles, barrios, ciudades y campos de la República, ofertándose como candidato presidencial de una franquicia partidaria registrada, el cuestionamiento tiene mucho sentido y debe ser objeto de atención de las fuerzas sociales y políticas que se toman en serio la construcción de la democracia.

Es significativo que un individuo desconocido, sin carrera política en el país, que no ha elaborado un discurso ni forma parte de las luchas sociales de los dominicanos, en un abrir y cerrar de ojos aparezca en la encuesta Gallup con un nivel de aceptación de un 5%. Más aún, cuando ni siquiera fue mencionado por los encuestadores como potencial candidato, sino sugerido por los entrevistados, espontáneamente.

Un dato más. En su versión digital ElCaribe.com.do presentó a sus usuarios de fin de semana, desde el Jueves Santo, una encuesta que preguntaba: ¿Votaría usted por Ramfis Domínguez Trujillo para la Presidencia del país? El 56% dijo que sí y el 44% dijo que no. Las votaciones se produjeron desde el jueves 29 de marzo desde las 6:00 p.m., hasta las 6:00 de la tarde del domingo 1ro. de abril.

Una encuesta de este género tiene sólo valor referencial. No refleja toda la realidad. Puede incluso ser influenciada por votantes inducidos. De cualquier manera, el resultado es llamativo.

¿Adónde queremos llegar? Estos datos pueden constituir signos reveladores de “cualquier cosa”. Así de simple. Y obliga a reflexiones profundas sobre la actitud de la ciudadanía.

¿Bastaría con el dato de que el individuo no reúne los requisitos para optar por la Presidencia de la República por su nacionalidad norteamericana, en atención al párrafo del artículo 20 de la Constitución?

¿Hay tierra fértil para un Trujillo? Los fracasos e ineficiencia en la gestión pública, la corrupción, la delincuencia y la violencia alimentan la idea de sentar un “hombre fuerte” en la silla de alfileres? ¿Un Trujillo puede responder las angustias nacionales?
Todo eso amerita respuestas…

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