Hace algunas semanas un funcionario del gobierno fue visto conduciendo su vehículo con años de uso, incluso con una abolladura en la parte trasera, lo que llamó la atención. Se habló de la sencillez de esa persona, de su proceder individual, y de cómo continuaba utilizando un vehículo que no “se veía bien”.
Ahora, con las palabras del presidente Luis Abinader en Villa Hermosa, La Romana, podría ser que estemos ante lo que parece una filosofía de gobierno.

El Presidente advirtió el sábado lo siguiente: “En el Gobierno del cambio no hay dinero para nuevas yipetas, nuevas oficinas, no hay dinero para viajes, no hay dinero para lujos, pero hay dinero para salud, seguridad y viviendas”.

Si es así, entonces la austeridad deja de ser una palabra para expresarse como un propósito.

Estamos hablando de que los recursos del Estado se han de gastar en lo imprescindible, y que incluso, lo que pudiera considerarse necesario pero no urgente, tendría que esperar.

Ese discurso también se aplica en las actividades de Palacio. Se advierte una línea de restricciones en los usos. Pero todavía es muy temprano para llegar a conclusiones.

Pero si eso se vincula a otras decisiones del gobierno, como la suspensión sin disfrute de sueldo de 36 funcionarios que no han realizado su declaración jurada de bienes en atención a la ley 311-14, podríamos estar pensando en que se ha tomado en serio la transparencia en el ejercicio de gestión pública.

No deja de chocar que el Ejecutivo tenga que recurrir a las suspensiones, porque lo lógico sería que los funcionarios fuesen los más interesados en presentar la documentación jurada de su patrimonio, que es un instrumento de control, toda vez que muestra el estado de sus bienes al momento de asumir los puestos.

Es una expresión de transparencia y se supone que de garantía cuando mañana haya terminado el período de ejercicio de la función para la cual fue designado o designada.

En fin, que con la prédica y las acciones, el presidente Abinader perfila una preocupación por la calidad del gasto y la integridad de su gestión.

Sus colaboradores debían seguir por esa senda.

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