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El artículo 95 del Código Procesal Penal establece que todo imputado tiene derecho a ser informado del hecho que se le atribuye, circunstancias de tiempo, lugar y modo; recibir un trato digno durante el arresto y que no se vulneren sus derechos.
En nuestra Carta Magna (artículo 69, numeral 3) se plantea: “El derecho a que se presuma su inocencia y a ser tratada como tal, mientras no se haya declarado su culpabilidad por sentencia irrevocable’’.
Todo lo anterior no parece estar hecho para la República Dominicana, donde siempre ha existido el morbo, el interés malsano por la vida de los demás, pero sobre todo por espiar sus desgracias y enterarse del sufrimiento ajeno, una práctica contra la que han combatido los buenos periodistas, y que tiene todas las características de una derrota anticipada.
Son tiempos, magnificados por redes sociales, en que lo primero que circula es la imagen del apresado, su cara, su nombre, y a veces hasta aparece alguien que supuestamente lo conoce y publica todo lo demás, domicilio, barrio, y el colmo de los colmos es cuando la gente toma la justicia por mano propia y filma linchamientos que difunde por las redes.
En un reciente trabajo periodístico de elCaribe el titular de la Comisión Nacional de Derechos Humanos afirma que los agentes policiales, el Ministerio Público, el Ministerio de Interior y Policía y algunos medios de comunicación transgreden la ley al permitir que se muestre a los apresados, e incluso cuando se exhiben imágenes de cadáveres, escenas de accidentes con hierros retorcidos y cuerpos sangrantes y desfigurados.
Un caso no tan lejano es la foto del cadáver del exlegislador Reinaldo Pared Pérez, que circuló por todas las redes y, pese a las denuncias de su viuda, no hubo consecuencias para ninguno de los responsables.
Sobre el tema, Participación Ciudadana llama la atención sobre involucramientos de niños, niñas y la transgresión a la Ley 136-03 cuando se le toma una fotografía a un menor de edad y se publica. “Es una violación, y eso se hace con mucha frecuencia”, expresa.
Los seres humanos tienen derechos que deben respetarse, salvaguardar su dignidad es una obligación de las autoridades y debiera ser también un compromiso de los medios de comunicación, pero hasta ahora luchar contra el morbo y la violación de derechos fundamentales parece una batalla perdida.