El fin de un legado

No hay que ser demasiado observador para percibir en el accionar del presidente Donald Trump un afán obsesivo por destruir el legado del presidente Barack Obama.

No hay que ser demasiado observador para percibir en el accionar del presidente Donald Trump un afán obsesivo por destruir el legado del presidente Barack Obama.

Sus ataques al Obamacare desde el mismo inicio de su administración, la intolerancia hacia los inmigrantes y su campaña contra el programa de Acción Diferida (DACA), aprobado por el presidente Obama en 2012 y que protegía a cerca de 700 mil jóvenes que llegaron ilegalmente a Estados Unidos siendo niños, los llamados soñadores (Dreamers).

El abandono del Acuerdo de París, contra el cambio climático, suscrito por 195 países el 2 de junio del año pasado. Su manifiesta hostilidad a los tratados comerciales negociados o avanzados por la pasada administración y ahora su retiro del acuerdo nuclear con Irán, pese a las peticiones de Inglaterra, Alemania y Francia.

Esta última decisión no sólo impacta internamente intereses comerciales, sino que retrotrae las relaciones a la confrontación. Es también un desprecio a los mismos aliados que lo acompañaron en el ataque reciente a Siria, sobre el supuesto uso de armas químicas contra civiles.

Otra apuesta del gran país por la paz y la coexistencia pacífica que se va a pique.

Es más que evidente una actitud dirigida a sepultar un legado. Nada emocional. Más que conservadurismo, es borrar la huella del primer presidente negro de los Estados Unidos.

El Nuevo Diario

El Nuevo Diario está de aniversario. Treinta y siete años de duro batallar en el ejercicio de la comunicación. Fundado el 8 de mayo de 1981, buscaba establecerse como un medio alternativo a las propuestas predominantes en el mercado de la comunicación social.

Sus afanes por llevar las noticias a los lectores, ahora bajo el influjo de las tendencias de estos tiempos, a través de la web, no se amilanan.

El equipo capitaneado por Don Persio Maldonado avanza cada día, en el propósito de servir a sus usuarios cada vez con mayor eficiencia.

37 años es mucho tiempo, pero no tanto para un diario con vocación a renovarse.

Felicitaciones a quienes forman la familia de El Nuevo Diario.

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