El jueves pasado el Departamento de Trabajo de Estados Unidos difundió su informe sobre trabajo infantil en República Dominicana al que, talvez por la recargada agenda local ese día, no se le prestó mucha atención, pero contiene aspectos que no debieran pasarse por alto.
Lo primero es el manifiesto interés en desentrañar el supuesto “número significativo” de niños sin documentos de identidad o residencia en su mayoría, aunque podrían haber dicho en su totalidad, de origen o ascendencia extranjera, léase haitianos, presuntamente impedidos de recibir servicios sociales.
Si el Departamento de Trabajo se dignara de documentar sus acusaciones, ayudaría a solucionar lo que evidentemente es otra exageración: que se les prohíbe el acceso a los programas gubernamentales de formación profesional y reducción de la pobreza.
Dice el Departamento de Trabajo, sin aportar datos, que habría muchas personas “nacidas en República Dominicana de ascendencia haitiana, menores incluidos, que continúan sin documentación por decisión judicial”.
Así no se vale y es deplorable que tan alegremente se esgriman siempre los mismos argumentos, lo que denota interés en acusar al país de discriminar a los haitianos, y esta vez, según el informe, a niños de esa nacionalidad.
No es que en República Dominicana no haya trabajo infantil, trata, explotación sexual y comercial de menores, temas con los que se debiera ir más fondo, pero lo objetable de este informe es que se quiera poner de trasfondo “el tema haitiano”, como solemos llamarle.
Incluso, quizá en el país solo hubo el año pasado “avances mínimos”, como dice el Departamento de Trabajo, en lo que podríamos estar contestes porque hemos denunciado el trabajo infantil como el más execrable delito y la más inaceptable forma de explotación.
elCaribe ha militando firmemente desde sus páginas contra la explotación de los niños en todas sus formas, porque equivale a negarles el futuro y en lugar de suplir sus necesidades se los convierte en proveedores de adultos inmorales que se lucran del trabajo infantil.
Aprovechamos los cuestionamientos y sugerencias de este informe, para exigir a las autoridades que se esfuercen más en trazar políticas para combatirlo, para contribuir con las ONG que ayudan a niños explotados, como parte del concierto de acciones que se pueden tomar para aliviar esa condena que sufren los niños explotados, aquí y en todo el mundo.