La larga batalla para que a la República Dominicana se le reconozca el derecho a decidir sus políticas migratorias, y especialmente sobre una cuestión tan importante como la nacionalidad, ha dado fruto. Hasta quienes la hostigaron después de la sentencia 168-13 del Tribunal Constitucional han debido admitir que la Nación ha procedido correctamente.
Fue un largo proceso en el cual hubo que mostrar la justeza de las políticas y las decisiones de las instituciones nacionales, aquí, y en foros en que fueron denunciadas o atacadas. Había que resolver una cuestión histórica que no podía postergarse más.
República Dominicana ha sido el destino de cientos de miles de haitianos que migran desde siempre en la búsqueda de mejores medios de vida. Es una realidad que se fue materializando sin regla alguna, hasta que la Constitución de 2010 estableció nuevos paradigmas, luego vendría la sentencia del Tribunal Constitucional y posteriormente la ley 169-14 sobre Naturalización.
Esos actos de Estado provocaron toda clase de ataques y denuncias, incluso de dominicanos que nunca entendieron la dimensión de la sentencia del Tribunal Constitucional en un momento en que las corrientes migratorias mundiales impactan al mundo. En América Latina, República Dominicana fue un caso singular.
Contra todos los pronósticos, la aplicación del Plan de Regularización fue dando fruto. La persistencia de las autoridades. La tolerancia hacia quienes se encontraban en situación irregular en el territorio nacional, ofreciéndoles todas las facilidades, apoyándolos en sus esfuerzos de documentación o facilitándoles gratuitamente cuanto requirieran, hizo posible que precisamente el pasado lunes 27 el Plan de Regularización concluyera con un registro de más de 200 mil inmigrantes, principalmente procedentes de Haití.
Y justamente, coincide con la celebración en el país de un Foro a propósito del 70 aniversario de la firma de la Carta de la OEA. En ese escenario, el secretario general de ese organismo, Luis Almagro, el mismo que denostó al país por la sentencia del Tribunal Constitucional, tuvo que recoger sus palabras.
Almagro felicitó a la República Dominicana por los avances alcanzados en política migratoria y resaltó que debemos ser reconocidos por todo el Continente, como referentes en esa materia “…definitivamente eso ha sido un paso único en todo el Continente”, en referencia al Plan de Regularización de Extranjeros.
Era tiempo.